3’5 Butacas de 5
Ernst De Geer, director sueco de 35 años, se presenta el 9 de agosto al gran público español con Hipnosis. En su ópera prima, De Geer se propone hablar de feminismo con mucha autocrítica, también hacia sí mismo como realizador. La película siembra preguntas interesantes, de esas que se te ocurren justo antes de quedarte dormido. Aunque no siempre es verosímil, su lectura sí puede serlo. Gracias a su actualidad, Hipnosis gana muchos puntos.
Vera y André, la pareja protagonista, participan en un curso intensivo para emprendedores cuyo objetivo es aumentar las posibilidades de éxito de su proyecto. Las prácticas culminan con una presentación ante un grupo de inversores, la cita clave de la película. Influida por su entorno social, Vera decide dejar de fumar a través de la hipnosis. La terapia la lleva a profundizar en su pasado, su infancia y su educación. Cuando regresa al curso, Vera no actúa como tenía acostumbrados al resto.
El director sueco y su compañero en el guion, Mads Stegger, abordan el choque entre la realidad y la ficción enfrentando a la protagonista a su personalidad más absoluta y despreocupada. Un poco como en La máscara, Di que sí y Yo, yo mismo e Irene; y como en la trilogía de Jim Carrey, Hipnosis explora las consecuencias de romper con las expectativas sociales en la vida privada y profesional. Sin embargo, en esta ocasión, el conflicto se desarrolla en la vida de una mujer adulta.
El propio director se pregunta si tiene sentido que un hombre cis represente una problemática esencialmente feminista. “Es un problema de todos. Como el cambio climático”, responde su propio personaje masculino, entre la ironía y la autojustificación.
Es en este cuestionamiento de lo socialmente aceptado donde Hipnosis realmente brilla. La película reflexiona sobre si encajar en las normas establecidas es más importante que ser fiel a uno mismo. ¿Es mejor destacar y ser auténtico, o resulta más seguro pasar desapercibido en una sociedad que a menudo premia la conformidad?
Asta Kamma August, la actriz protagonista, ofrece su anverso y su reverso en una interpretación polifacética: dedica sus mejores caras al caos emocional de su personaje. Sin embargo, cuando el director trata de hilar cada ocurrencia, la película acelera y pasa por encima de su propia historia. Especialmente en la parte final, el ritmo se descontrola y la película empieza a dar tirones. Quizá un poco menos de prisa y algo más de pegamento habrían ayudado a pulir los cantos más afilados del guion.
La primera película del dúo sueco de guionistas acierta en lo esencial: luce protagonista, buena música y un talento notable. Hipnosis es divertida, y aunque encaja sus piezas a puñetazos, son piezas bonitas y tienen muchos colorines.