'Simple como Sylvain': En Canadá también se enamoran

'Simple como Sylvain': En Canadá también se enamoran

2’5 Butacas de 5

Surgidos de la factoría de Xavier Dolan, el reparto protagonista y su directora, Monia Chokri, nos traen una comedia romántica con un aura francesa que hará gozar a los fans de obras como “La peor persona del mundo” o el universo de Woody Allen.

Un viaje de autodescubrimiento de una mujer madura en la actualidad, que busca ser libre y feliz sin ninguna meta tangible. Algo que no es nada fácil.

Una cinta fresca y realista que no acierta del todo con su humor, pero sí en retratar las contradicciones de la protagonista y sus dudas, lo que nos da un punto nada desdeñable.

La clave de este tipo de cine no está en su estructura dramática ni en la evolución de sus protagonistas, sino en darnos destellos de una vida que no está dividida en actos ni tiene el impulso de un buen giro de guion, sino en proporcionar al espectador un marco creíble y unos momentos en los cuales poder sentirse identificado. Es indispensable que se aleje todo lo posible del sentido hollywoodiense del amor, con ese concepto tan maniqueo de mujer en búsqueda de su caballero andante. “Simple como Sylvain” explora otros caminos y eso siempre es de agradecer.

La realización de Monia Chokri intenta ofrecer algo diferente que contraste y tenga personalidad, sin quedarse en el mero retrato superficial. Tiene unos recursos visuales interesantes con un empleo del jump cut con mucho sentido, algún montaje musical chulo y unos planos detalles bastante certeros. Decide dar todo el peso al trabajo de Magalie Lépine Blondeau como Sophia y, en menor medida, a Pierre-Yves Cardinal como su rudo interés amoroso que da título al filme.

De la noche a la mañana, Sophia decide dejarse llevar por sus impulsos y romper con todo, pareja incluida. Ahora nada le impide explorar su sexualidad en un viaje que la llevará a enamorarse de la persona más diametralmente opuesta a ella. Lo cual pondrá sobre el tablero la diferencia de clases, utilizada a veces como comedia y otras como drama.

De resultado irregular, con un ritmo que va decayendo hasta el final, la historia nos lleva hacia una búsqueda de algo intangible que la protagonista no encuentra. Lo cual no está mal, porque la realidad es así. No sabemos qué va a pasar cuando intentamos cambiar algún aspecto de nuestra vida. Quizás, a pesar de que los actores no lo hacen mal, al estar escritos de esta manera hace que no tengan mucho interés.

La valoración que cada uno tenga de la película viene dada por el grado de implicación o empatía que tengamos con las imágenes. Una oportunidad que a algunos gustará y a otros no interesará en absoluto.