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La directora canadiense Sophie Depuis dirige una historia de amor entre dos artistas Drag huyendo del drama y apostando por la luminosidad
Simon (Théodore Pellerin) es artista Drag en un club de Montréal. En este contexto conoce a Olivier (Félix Maritaud) un francés que acaba de llegar a la ciudad y se enamoran. O eso parecía hasta que Olivier empieza a comportarse de forma manipuladora con Simon.
Ambos son artistas Drag y Olivier no soporta que Simon sea una estrella en el escenario. La relación entre ellos se va enturbiando poco a poco porque Olivier es una malísima persona y engaña, hace luz de gas y manipula a Simon para salirse con la suya siempre algo también repercute en su relación con su familia y con el resto de las artistas drags.
Por otra parte, su padre les dice a Simon y su hermana Maude (Alice Moreault) que su madre, una importante cantante de ópera, está de paso por la ciudad y quiere cenar con ellos lo que desata una gran bronca entre ellos porque ella no quiere saber nada de la madre y él sí.
A lo largo de la película, vemos a Simon querer ver a su madre por quien siente una gran admiración. Él cree que toda su sensibilidad artística le viene de ella, quiere parecerse a ella y quiere tener una relación con ella de madre e hijo. Pero, su madre es una persona muy ocupada que lo único que hace es quedar con él para cumplir un poco el expediente.
Esta historia es la de un buen chico que quiere encontrar el amor y lo único que encuentra son decepciones que le hacen madurar y tomar las riendas de su vida demostrándose así mismo la gran estrella que es encima de un escenario al mismo tiempo que aprende a rechazar las relaciones tóxicas y a abrazar a su familia y amigos.
La historia está salpicada por las fantásticas actuaciones drag en la que todos los actores brillan y cuenta con una buenísima BSO.