3 Butacas de 5
Mala persona se estrena el 3 de julio en España. Está dirigida por Fer García-Ruiz y guionizada por Santos Mercero y Daniel Padró, a partir de una idea original de Diego San José.
La premisa de la película es curiosa: Pepe, interpretado por Arturo Valls, es todo un santo hasta que descubre que tiene una enfermedad incurable. Para que sus seres queridos no sufran, decide convertirse en la peor persona del mundo, alejarlos de él y asegurarse de que no le echen de menos cuando ya no esté.
Mala persona es una película desenfadada. Habla de todo y de nada a la vez, pero ahí reside su principal virtud: cualquiera puede verla sin sufrir un dolor de cabeza en el intento. Los actores protagonistas, lejos de tan solo cumplir, aportan personalidad a unos personajes que, quizá con menos suerte, parecerían planos y grisáceos. Pero Mala persona no adolece de falta de carisma.
Arturo Valls demuestra que la actuación es una de sus virtudes más agradecidas. Pepe me cae bien como buena persona, y aún mejor cuando se desmelena. Malena Alterio, lejos de acomodarse con dos Goyas en el armario, demuestra una vez más que, a poco texto que le des, lo defiende como si le fuera la vida en ello.
El guion podría alojar chistes mejores, pero también peores. No son los más graciosos en términos generales, pero habrá quien encuentre algo de chispa en su humor un tanto rizado. La banda sonora es realmente atractiva. Los momentos musicales son todo un acierto por su selección de temas. La película guarda ese cariz joven y urbano que le diferencia de otras propuestas más chapadas a la antigua.
Mala persona es una película sencilla y de poco peso, pero con carisma y ritmo suficiente como para agradar a cualquiera. Aunque su trama no es la más original, la manera en que aborda la transformación de Pepe de santo a villano es entretenida. No pretende ser más de lo que es, y en esa honestidad radica su encanto.
Sin duda, Mala persona ofrece una experiencia ligera, con buenas interpretaciones y un ritmo que mantiene despierto al espectador. Es el rebujito de este verano. Entra como el agua, pero a la que te despistas… ya estás un poco piripi.