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“¿Qué es lo que te gustaría hacer si fueses a morir mañana?”. Seguramente, esta es una pregunta que te han hecho alguna vez en la vida y es, también, una de las reflexiones que nos invita a hacer El bus de la vida, una película que se estrenará en cines el próximo cinco de julio bajo la dirección de Ibon Cormenzana, de la mano de A Contracorriente Films y protagonizada por Dani Rovira y Susana Abaitua.
Rodada en Orduña (Bizkaia) e inspirada en una historia real, El bus de la vida cuenta la historia de Andrés (Dani Rovira), un profesor que se traslada a un pueblo vasco para cubrir un puesto de docente de música. Pero antes de poder comenzar su nueva etapa laboral, es diagnosticado de cáncer de oído. Para desplazarse al hospital donde recibirá el tratamiento, subirá a bordo de un peculiar autobús conducido por Mai (Susana Abaitua), que presta voluntariamente este servicio a los pacientes oncológicos de la zona. Este trayecto al corazón del miedo, pronto se convertirá en un viaje de solo ida con destino a la parte más luminosa del ser humano.
Elena Irureta, Antonio Durán “Morris”, Nagore Aramburu, Amancay Gaztañaga y Andrés Gertrúdix completan un reparto de caras conocidas, junto a Pablo Scapigliati, Julen Castillo y Miriam Rubio como debutantes. La música, con canciones originales de Manuela Vellés y temas de otros artistas como Kase O, Los Chikos del Maíz, Fito y Fitipaldis o Rigoberta Bandini, entre otros grupos del panorama musical nacional, se convierte en un personaje más de la película y funciona como la preciosa banda sonora de una vida.
El filme, se transita de forma entretenida como un divertido y emotivo viaje que invita a reordenar prioridades, a vivir el presente sin dejar para un futuro incierto los deseos vitales y a reflexionar sobre el valor de las relaciones humanas en los momentos más difíciles. De forma orgánica, es fácil sentirse identificado/a con Andrés, con sus sueños, sus miedos y su conflicto interno a la hora de enfrentarse no solo a la enfermedad, sino al reto de subirse a un escenario. Su arco de personaje desafía al espectador a emprender su propio viaje de superación y le deja un mensaje vitalista y profundo, siempre abordado con las mejores armas que se puede tener ante las adversidades de la vida: el humor y el apoyo de los que nos rodean.