2’5 Butacas de 5
Kevin Costner ha regresado a la silla de director después de una larga pausa, y su última película, “Horizon: An American Saga—Chapter 1”, nos sumerge en un vasto mundo de western clásico. Sin embargo, aunque la noticia debería emocionar a los cinéfilos, la ambición del director parece haberse vuelto en su contra en esta primera entrega. Y ¡Ojo! son tres de aproximadamente tres horas de duración cada una.
La película presenta múltiples tramas que evocan los grandes clásicos de directores como John Ford, Henry Hathaway y Howard Hawks. La historia se desarrolla durante la expansión del Salvaje Oeste, centrándose en el origen de una población que da título a la película. A medida que la narrativa se expande en el espacio y el tiempo, conocemos a diversos personajes con sus propias tramas. Sin embargo, la película se siente como un primer capítulo, un piloto que coloca piezas en un tablero confuso que no termina de explotar.
Es como si Costner hubiera querido crear una serie de varias temporadas con una estructura similar a la de “Los Soprano” o “Juego de Tronos”. Alternando una serie de escenas cortas, con diálogos contextuales y grandes sets de producción. Aunque los momentos épicos están bien planificados y visualmente impactantes, las tramas más íntimas y los momentos de alivio cómico no siempre funcionan de manera uniforme.
El reparto coral incluye a grandes nombres, siendo el propio Costner el actor más relevante, aunque quizás si interpreta al personaje más obvio y menos interesante con una trama cerca de “Centauros del desierto”. En contraste, actores como Luke Wilson, Jenna Malone y Sienna Miller logran destacar con menos tiempo en pantalla. Sin embargo, el montaje afecta negativamente al ritmo y perjudica algunas historias en favor de otras. Siendo a veces demasiado rápido o interrumpiendo el desarrollo de ciertas historias.
En resumen, “Horizon” parece una oportunidad perdida. Aunque los fans del género podrán disfrutarla en mayor medida porque les recordará a los greatest hits del género.
Su ambición y el montaje irregular pueden dificultar la experiencia para el espectador medio que mirara la hora en más de un tramo del film. Quizás la segunda entrega, prevista para agosto, pueda subsanar estos tropiezos. Ánimo, Kevin.