La semana pasada, pudimos asistir a un avance de “Alien: Romulus” y tener una toma de contacto más extensa con la sexta entrega de la saga de los “Xenomorfos”. En este pase, se nos mostraron tres secuencias inconexas entre ellas, y pudimos disfrutar de un pequeño coloquio moderado por Desirée de Fez con Fede Álvarez, director y guionista del proyecto que cuenta en su filmografía con trabajos como la saga de “No Respires” o la reimaginación de “Evil Dead” que se estrenó en el 2013. Esta pequeña introducción sirvió para reafirmar y acabar de aposentar las buenas sensaciones que nos dejó el tráiler que salió a principios de mes. Este metraje potenció la sensación de que estamos ante un regreso a la fórmula original que concibieron conjuntamente H. R. Giger, Dan O’Bannon y Ridley Scott.
Los tres bloques que vimos eran claros reminiscentes a los momentos más icónicos que han definido esta saga. En el primero, vimos una ligera presentación de los integrantes de la tripulación, haciendo hincapié en las relaciones personales que les conectan, ya que son un grupo de amigos de la infancia. Fede Álvarez quiso destacarnos su apuesta por hacer una mejor optimización narrativa de los personajes, fortaleciendo el vínculo entre ellos y añadiéndoles una mayor capa de profundidad, optando por cambiar el terror conceptual por uno más centrado en lo humano. Lo siguiente que vimos fue cuando hacen acto de presencia los “facehuggers”—y el plural aquí tiene mucha importancia—, estos preciosos bichos solo tienen una función vital: depositar sus crías de “Xenomorfo” dentro de otros seres vivos. Aquí, es donde se nos mostró la apuesta de director por potenciar la atmosfera de terror, jugando constantemente con las expectativas del espectador y cocinado a fuego lento una tensión densa en unas escenas que parecían salidas de un “thriller”. A destacar, el uso del montaje para obtener un equilibrio perfecto entre la acción y el terror mediante la fragmentación. Salí de la proyección con el palpito de que “Romulus” puede lograr el tan ansiado equilibrio entre la esencia del “octavo pasajero” y la escala salvaje de “Aliens”, esta sería la primera vez que saldría bien este intento de jugada. La última secuencia se centraba en el nacimiento del Xenomorfo, y su evolución para convertirse en el mayor depredador que ha conocido la galaxia. Aquí, pudimos ver la parte más lasciva y sórdida de Giger, añadiendo una nueva fase de metamorfosis que hará las delicias de los más acérrimos seguidores del artista gráfico suizo. El resultado final logra transmitir la claustrofobia y la opresión a través de sus escenarios, apoyándose en una imagen extremadamente granulada, sucia y oscura. Fede Álvarez nos explicó que afronta este reto con el enfoque y la humildad del artesano. El metraje que vimos destilaba un grandísimo gusto e instinto a la hora de situar la cámara y moverla. Aparte, la película estará protagonizada por la magnética Cailee Spaeny, que ya nos ha maravillado este año con sus interpretaciones en la “Priscilla” de Sofia Coppola y la fastuosa “Civil War” de Alex Garland.
En el coloquio/rueda de prensa, Álvarez dio una “master class” sobre como vender su producto de una forma afable y poco invasiva. Nos habló de la importancia del fuera de campo en esta película, la saga y en el género del terror; sobre su proceso para desmitificar el cine con tal de encontrar la esencia y el corazón de la historia —incluso nos mencionó una divertida anécdota sobre una charla que mantuvo con James Cameron, dónde Álvarez le comió la cabeza con sus interpretaciones sobre los varias capas de narrativas que tenía “Terminator 2”, a lo que Cameron respondió que él simplemente quería hacer una película sobre armas con consciencia que se enfrentan—; luego, el director dejó muy claro que quería alejarse de la parte más intelectual y sesuda de la saga e ir al corazón del terror; también nos habló de que había hecho sus deberes, empapándose todos los cómics que publicó el sello “Dark Horse”, leyéndose varias novelas y jugando a todos los videojuegos, destacando el asombroso “Alien Isolation”, una experiencia que no puede perderse ningún fan de la franquicia; luego, definió a “Romulus” como una gran combinación de dos horas de los “highlights” de la saga, cogiendo varias cosas prestadas del canon no cinematográfico e innovando, pero sin contradecir a lo ya prestablecido —toca aclarar que esta entrega sucede entre “Alien” y “Aliens”, y en principio no tendrá ninguna conexión con las historia de la teniente Ripley—; por último, el director charrúa nos contó que rodó la película sin un storyboard ni una planificación con un guión técnico, apostando por un enfoque menos encorsetado que consiste en tomar las decisiones de dirección en el mismo set antes de rodar —esto siempre se basa en las normas visuales ya estipuladas por el director en la preproducción—, el objetivo era el de dotar a la película de una mayor naturalidad y de un seguimiento de cámara más libre sin una rigidez que la encorsetara.
“Alien: Romulus” no tendrá una tarea nada fácil cuando llegue a salas el 15 de agosto; después de las dos primeras películas, cada entrega que se ha estrenado se ha visto envuelta por algún tipo de polémica, batalla creativa o una indefinición en su género que ha polarizado las opiniones de los fervientes seguidores de esta franquicia. Yo soy de los que cree que no hay Alien mala, todas tienen algún elemento diferenciador que las hace un visionado enriquecedor e interesante. La primera es la sublimación más pura del cine de terror de ciencia ficción; “Aliens” fue una revolución que asentó a la saga a base de una acción palomitera trepidante; “Alien 3” es la “Dune” Lynchiana de David Fincher, un cineasta que soñó con ser Ícaro y se estalló de una forma bellísima contra el sistema de estudios, perdiendo el control sobre el montaje final mientras y sin poder lidiar con el peso de las obras maestras que la antecedían; “Resurrection” fue una reinvención fallida, Jean-Pierre Jeunet (“Amelie”, “Delicatessen”) mezclaba la explotación sexual zafia con el espíritu del “Batman” de Joel Schumacher, dando como resultado un producto único con mucho sello noventero; “Prometheus” significó el regreso del alma máter, pero ahora tenía otras inquietudes que conectaban más con la ciencia ficción existencialista que con el terror -que luego exploraría en “Raised by Wolves”-, el regreso de Scott nos dejó varios destellos de una brillantez solo alcanzable para los mejores, pero en algún momento, algún directivo de Fox le debió recordar que esto era una precuela de “Alien” y se tuvo que hacer un apaño apresurado cercenando la película en dos mitades totalmente distintas, pasando de ser una obra centrada en la mitología de la creación a un corre que te pillo y que te mato algo más genérico. Esto se manifestó del todo en la última entrega hasta la fecha, “Alien: Covenant” que se desligaba del nombre de “Prometheus” pese a ser una secuela, Scott y Michael Fassbender también se mantenían como los dos pilares de esta película. Aquí, todavía se adentraban más la sensación de estar habitando dos tierras totalmente distintas a nivel creativo y de estudio, pero seguía teniendo varios momentos de una grandiosa valía y cierta comedia involuntaria bastante disfrutable.
La mala recepción de la crítica, los fans y una taquilla modesta acabaron por paralizar la saga durante ocho años. Hasta que en dos meses podamos nos sentemos en unas butacas y disfrutemos de nuevo con una de las mejores franquicias de la historia del terror cinematográfico.