3 Butacas de 5
Freud es una figura clave en la ciencia y la medicina occidental, pero también lo es en el mundo del cine. Sin sus trabajos, no existiría el desarrollo de personajes que tenemos hoy, llegando a explorar aspectos hasta entonces desconocidos. Son recursos que, sin ellos, no tendríamos técnicas como el Actor’s Studio o personajes como Norman Bates.
En “La última sesión de Freud”, nos encontramos con un duelo dialéctico que parece más un cuadrilátero que una terapia, donde los dos púgiles son Sigmund Freud y C.S. Lewis, creador de Las crónicas de Narnia y compañero de J.R.R. Tolkien. No es poca cosa.
Esta cita entre los dos titanes se desarrolla en un marco muy concreto y atractivo, que no es otro que el alzamiento nazi. Junto a otros temas como la infancia, el sexo, y el papel de la mujer en la sociedad de la época, convierte a la película en más que interesante. Aunque todo este arrojo no se ve en su puesta en escena, ya que si de algo adolece es de garra. Todo debido quizás a un excesivo maniqueísmo escénico, como si viéramos una obra de teatro.
Por otra parte, Anthony Hopkins está en un gran momento de forma y su mimesis con el rol que interpreta es interesante, pero no tiene muchos momentos de lucimiento. Por otra parte, Matthew Goode da la réplica planteándonos a un Lewis menos moderno y más anclado en la religión. La cita entre ambos se va complicando durante el desarrollo de los acontecimientos, habiendo espacio para el respeto, la indiferencia e incluso la burla, que los llevará a volverse amigos y aprender el uno del otro.
El director británico Matt Brown nos abre las puertas al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, paralelamente a la colisión de dos mentes maestras con sus altibajos, humanizándolas y sirviendo de vehículo para hablar de personas reales. Siendo una película dominada por el verbo, los espacios cerrados y unos actores solventes, desde el guion hasta la dirección no tienen la mordacidad ni la crítica suficiente para elevar La última sesión a un notable alto.
No supera a “Un método peligroso” de David Cronenberg (a pesar de que esta tampoco es una cinta del todo redonda), donde también enfrentaban al padre del psicoanálisis con Carl Jung.
Seguiremos esperando a que llegue el proyecto perfecto, pensando que las historias pequeñas sobre momentos concretos en la vida de grandes personajes son trufas que merecen alimentar el panorama cinematográfico. Quizás, esta vez, el ego, el yo y el superyó tendrán que aguardar en la mente de algún guionista hasta que vea la luz la obra perfecta que retrate la figura freudiana.