3 Butacas de 5
A la hora de hacer un biopic sobre personajes con vidas truculentas hay varios caminos posibles y parece que Sam Taylor-Johnson no ha querido arriesgar demasiado. Mientras que películas como Rocketman sí deciden hacer propuestas más llamativas y coloridas, sin dejar de lado los temas oscuros de la vida del cantante, otras como Bohemian Rhapsody prefieren no innovar demasiado y pasar de puntillas por algo tan importante como el consumo de estupefacientes. Los que criticaron la última por no ser lo suficientemente sórdida, podrán decir exactamente lo mismo de esta.
Back To Black no se aprovecha del cliché fácil de consumo de drogas y el morbo que esto genera, si no que decide centrarse únicamente en el alcohol como el principal problema de Amy desde el inicio de la película, ya que sería la causa de su fallecimiento en 2011. A esto se suma su complicada relación sentimental con Blake Fielder-Civil, interpretado por Jack O’Connell, y que supone el cóctel perfecto para el triste desenlace que todos conocemos.
No arriesga, pero funciona y es de agradecer el tratamiento tan sensible con el que se tratan los problemas de Winehouse y sus anhelos como ser humano, no solo como cantante. Marisa Abela es lo más destacado de la película, puesto que simula la voz y los gestos de la cantante con mucho éxito y consigue que el espectador empatice con Winehouse hasta en sus momentos más escabrosos. Sin duda, es su calidez lo que hace que quieras seguir al personaje y te interese lo que ocurre incluso en los momentos en los que el ritmo decae y no queda claro qué línea argumental va a seguir la cinta.
En conclusión, es una buena película para acercar al público general a la figura de Amy Winehouse, no solo como el icono atemporal que es por su música y su estética, sino también como ser humano. En este momento de saturación del género, este biopic no te aportará nada novedoso, pero saldrás de la sala con la sensación de haber visto un producto hecho con cariño hacia la cantante y sus fans.