2’5 Butacas de 5
El tándem de Forestier y Fourlon, nos entrega una comedia francesa no demasiado innovadora y que recurre al cliché, pero divertida y graciosa por momentos, que utiliza el contraste entre campo y ciudad para articular su narración cómica.
En Se abre la veda, una pareja parisina (Julien Pestel y Camille Lou) y sus dos hijos pequeños, acostumbrados a la gran ciudad, deciden cambiar de aires y mudarse a una pequeña comunidad rural, pero pronto descubren que sus vecinos son cazadores entusiastas y el bosque que rodea su nueva casa es su coto de caza.
La película es entretenida y tiene momentos divertidos como el banquete (¡otro brindis!), y sirve como un pasatiempo para toda la familia que no brilla por un humor demasiado transgresor ni atrevido, pero resulta para desconectar un rato. Es predecible, los intérpretes sobreactúan, qué decir de los arcos de personaje y los VFX… pero es lo que se espera, no engaña ni trata de ser algo más pretencioso.
El humor surge principalmente de enfrentar dos conceptos tan opuestos como vida rural y urbana —se reflejan en sus personajes de forma muy marcada e incluso caricaturesca— y retorcer cada vez más la relación entre locales y visitantes, de forma que, si en un principio la nueva vida se plantea idílica para la familia parisina, poco a poco se va descubriendo que nada es tan luminoso como parece: desde la mujer de la inmobiliaria hasta los afables vecinos.
Se me vienen a la cabeza películas —guardando muchísimo las distancias— como As bestas (2022) o Arma fatal (2007), sobre todo. Pero Se abre la veda no es tan oscura ni mucho menos, los secretos que ocultan no convierten en odiosos a sus personajes una vez descubiertos, al menos por el tono tan cómico y laxo que mantiene la película. De hecho, la pareja recurre al padre de ella, un implacable y reputado abogado, para echar a los cazadores de sus terrenos, pero acaba emborrachándose y riendo con aquellos a los que tiene que enfrentar porque, ¿quién se resistiría a un buen banquete de cazadores? Todo es amable en esta cinta.
La película, pese a sus limitaciones y carencias, te podrá resultar entrañable tanto si eres de campo como de ciudad y, ante todo, saldrás del cine agradecido por una conclusión justa para todos.