3 Butacas de 5
Todos alguna vez tuvimos un amigo imaginario, esa compañía entrañable que estaba siempre con nosotros en las aventuras más salvajes, y travesuras más épicas. Pero conforme crecemos, esa chispa de fantasía se va desvaneciendo, y con ella, nuestros amigos imaginarios se despiden. Sin embargo, ¿qué pasaría si te dijera que esos amigos nunca se fueron realmente? Esta es la premisa que nos presenta “Amigos Imaginarios”, la última obra dirigida por el multifacético John Krasinski, quien también nos deleita con su presencia en la pantalla.
La película nos introduce a la encantadora Be, interpretada con un carisma deslumbrante por la joven Cailey Fleming, quien, tras un trágico suceso, decide dejar atrás su infancia y abrazar la adultez de golpe. Poco tiempo después, descubre un don extraordinario: la habilidad de ver amigos imaginarios de otras personas. Con la ayuda del tío cool de Hollywood, es decir, Ryan Gosling, se embarcan en una misión para trabajar en una agencia de representación de amigos imaginarios, emparejándolos con niños que los necesitan para no ser olvidados.
La película nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener vivo ese niño interior que todos llevamos dentro. Esa parte de nosotros que anhela la aventura, la imaginación desbordante y la capacidad de creer en lo imposible. En un mundo tan lleno de responsabilidades y preocupaciones adultas, “Amigos Imaginarios” nos recuerda que necesitamos esa dosis de fantasía para mantenernos cuerdos en los momentos más oscuros.
La animación de la película es aceptable. Cada amigo imaginario está buenamente diseñado con algún que otro detalle cómico por lo que es fácil encariñarse. Y aunque el elenco de voces de actores icónicos como Emily Blunt, Steve Carell, Awkwafina, Blake Lively o Bradley Cooper es un punto a favor, penosamente, sus personajes no logran brillar tanto como deberían, relegados a solo unas pocas líneas de diálogo.
El aspecto visual del filme es cuanto menos interesante. Con un estilo que mezcla la fantasía con una dosis de realismo, la película nos sumerge en un mundo lleno de color y brillo, pero también impregnado de una sutil aura de desesperanza. A lo largo de la historia, esta aura va cambiando, reflejando el crecimiento y la evolución de los personajes.
La música de Michael Giacchino es el complemento perfecto para la narrativa, evocando emociones y recuerdos de clásicos del cine de fantasía. A pesar de todos estos aciertos, la película se ve lastrada por escenas demasiado largas que complican innecesariamente la trama. Además, la falta de personajes icónicos de otras franquicias podría haberle dado ese toque extra de magia y conectividad emocional que parece faltarle. Como lo hizo Roger Rabbit o el live action de los Lonney Tunes en su tiempo.
Se tocan varios temas importantes, incluyendo la salud mental, pero se quedan en simples pincelazos, solo rasca la superficie de cada uno de ellos. Parece querer abordar demasiadas ideas a la vez, sin lograr profundizar en ninguna en particular. Esto resulta en una experiencia que, si bien los niños disfrutarán, los adultos encontrarán un poco aburrida.
“Amigos Imaginarios” es una película encantadora que nos recuerda la importancia de mantener viva la magia de la infancia en nuestros corazones. Sin lograr alcanzar su máximo potencial emocional y un guion un tanto disperso, sigue siendo una experiencia que vale la pena disfrutar, especialmente para aquellos que buscan entretenimiento fácil para los más pequeños del hogar, y al mismo tiempo disfrutar de un viaje nostálgico a los días de fantasía e inocencia con nuestros amigos imaginarios.