'Los buenos profesores': las complejidades de la enseñanza escolar

'Los buenos profesores': las complejidades de la enseñanza escolar

3 Butacas de 5

El director Thomas Lilti se planta con esta cinta ante un tema tan candente y popular como es la educación. El francés busca exponer los conflictos recurrentes del sector, mediante un entramado de personajes y situaciones que conducen la narración de un lado a otro constantemente. El resultado es una película coral entretenida y entrañable, más apreciable en lo concreto que en su conjunto.

La obra se abre y cierra con el curso escolar de un instituto parisino, en que el joven estudiante de doctorado Benjamin (Vincent Lacoste) se incorpora como nuevo profesor de matemáticas. Su inexperiencia y las dificultades del sistema educativo le juegan malas pasadas y debe intentar integrarse aprendiendo de sus compañeros docentes.

A pesar de su obvia presencia, la película no centra su protagonismo en los alumnos, apenas se da una importancia individual a uno o dos de ellos buscando más bien crear la sensación de masa homogénea, sino que pone en el foco únicamente en los profesores, torturados en cierto sentido por ellos mismos, sus superiores y los jóvenes, en un escenario de presión constante que conduce a su máximo protagonista a replantearse su vocación.

El juego de personajes funciona muy bien para crear química entre ellos y plantear distintos modos de ejercer la enseñanza, así como también proporciona momentos realmente entrañables. No obstante, creo que este formato coral juega una mala pasada a la cinta, que busca diversificar su acción proponiendo demasiados conflictos, de forma que el dibujo queda en boceto y la película no cuaja del todo rompiendo la sensación de unidad.

Los buenos profesores formaría un excelente díptico conceptual junto a la reciente Sala de profesores (2023) —podrían mencionarse Monster, Radical o Los que se quedan de manera más lateral— en cuanto a la expresión de las complejidades de la docencia escolar. La delicadeza y autocontrol de que deben revestirse los profesores y cómo la vida personal entra en juego indirecta pero contundentemente en su desempeño laboral, son dos de las cuestiones más férreas de toda la película (y que las relaciona con las citadas) y que no sé si contienen cierta crítica a la pérdida de autoría docente tan comentada en los últimos tiempos.

El reparto (Vincent Lacoste, François Cluzet, Adèle Exarchopoulos...) es uno de los puntos fuertes de Los buenos profesores, una cinta correcta sobre la enseñanza y las complejidades de su ejercicio, que ante todo entretiene y puede conducir a la reflexión.