4 Butacas de 5
La directora belga Delphine Girard aborda en su ópera prima el abuso sexual en un drama intimista con toques de thriller.
Aly (Selma Alaoui) llama por teléfono a su hermana diciéndole que no podrá ir esta noche porque se ha ido de fiesta. La mujer está cada vez más nerviosa y habla dando pocos detalles, pero los suficientes para que entendamos que no es lo que parece.
Al otro lado de la línea telefónica se encuentra Anna (Veerle Beatens), una trabajadora del servicio de emergencias de la policía belga. Las preguntas de Anna son suficientes para encontrar a Aly que va en conche con Dary (Guillaume Duhesme) hacía no se sabe muy bien dónde y descubrimos en esa conversación que ha sido agredida por él.
Aly intenta seguir con su vida como si nada y no le da importancia a la agresión incluso durante la instrucción policial Dary trata de autoconvencerse de que Aly miente a la policía sobre lo que pasó esa noche. La película nos va mostrando cómo funciona el sistema judicial belga, cómo trata la policía un hecho de agresión sexual tanto por parte de la víctima como por parte del agresor y cómo ambos protagonistas escapan del cliché cinematográfico. Y sin embargo ocurre un hecho atroz que la película trata de explicar por qué ocurre.
Anna se queda atrapada en la llamada de Aly y no puede quitársela de la cabeza por lo que trata de saber más sobre Aly y su situación.
Conforme avanza la película vamos entendiendo las circunstancias en las que todo ocurrió. El largometraje es incómodo porque la cámara está muy pegada a los actores y da mucha sensación de inquietud y agobio todo el metraje. El reparto está muy bien en sus papeles con personajes no convencionales y mostrando que este tipo de situaciones están muy normalizados en la sociedad y podrían pasarle a cualquier mujer si se dieran las circunstancia para que ocurriese. El protagonista masculino tiene un viaje personal muy interesante ya que comienza en un lugar muy oscuro al inicio de la película y conforme avanza la historia va evolucionando hasta que al final hace algo tan sorprendente como inesperado.