3’5 Butacas de 5
El cine de terror está en auge. Solo hace falta comprobar los números de taquilla que consiguen las nuevas (o no tanto) propuestas de género para hacerse una ligera idea. Dentro de esta tendencia, el particular subgénero de monjas encerradas en un convento donde suceden eventos paranormales lleva unas cuantas entregas exitosas. Desde La Monja 2 (2023) hasta Immaculate (2024), pasando por La primera profecía (2024), parece que el nunsplotation vuelve para quedarse.
Immaculate cuenta la historia de Cecilia, una joven novicia que llega desde Estados Unidos a un particular convento italiano. Cecilia no tardará en darse cuenta de que su nuevo hogar esconde oscuros y horripilantes secretos. A los mandos de este proyecto se encuentra Michael Mohan, que ya trabajó con Sydney Sweeney en su anterior proyecto: Los voyeurs (2021).
La cinta es clara en intenciones, desde el primer momento el espectador tiene bien definidos el tono y la atmósfera de la propuesta. Sin ganas de alardear ni demostrar ningún tipo de referencialidad dentro del género, el director se las apaña para construir una narración más o menos sólida capaz de sobresaltar y regalar algún que otro momento escalofriante.
Immaculate no es ni mucho menos la película de terror del año, ni tampoco la que pretende revolucionar el género. Se trata de una propuesta sencilla y bien elaborada. Un largometraje que se vale de los márgenes del género de terror para hablar de temas como la vulnerabilidad femenina ante el siempre presente talante dominador masculino y la deriva de una religión mal entendida. Tiene momentos escalofriantes y un ritmo endiablado que no dan paso al aburrimiento.
Sydney Sweeney y Álvaro Morte soportan el peso interpretativo de la película, siendo ella la que más destaca en un registro que aún no habíamos podido disfrutar al completo. La actriz norteamericana nos regala una interpretación que va de menos a más hasta desembocar en un auténtico derroche de capacidades que dejará con la boca abierta a más de un espectador.
Immaculate es una película clásica de terror con alguna que otra secuencia original y bien construida que hará que más de uno pasen un mal rato.