'How to have sex': El paso de la adolescencia a la madurez también es el paso de la inocencia al desengaño

'How to have sex': El paso de la adolescencia a la madurez también es el paso de la inocencia al desengaño

3’5 Butacas de 5

Molly Manning Walker se estrena como directora con una película llena de lecturas sobre la primera juventud, el consentimiento, las relaciones de amistad y la presión social en lo que concierne al sexo. La británica tiene apenas 30 años y eso se percibe en lo contemporáneo de su discurso, en el frenetismo de su montaje y en la naturalidad del guion. Durante todo el metraje se huye del maniqueísmo y se intentan representar unas vivencias reales donde la cámara es solo testigo.

La historia presenta a tres adolescentes que están en ese verano mágico que es el que se encuentra entre el instituto y la universidad. Un verano donde todos los sueños son posibles y al mismo tiempo el carpe diemes una obligación. Estas tres chicas van a pasar unas vacaciones en “Malia”, un lugar inspirado en las propias vacaciones de la directora en Magaluf, aunque en este caso situado en la propia Gran Bretaña. Las fiestas son muy parecidas a las que hay cada año en lugares como Gandía o la propia Magaluf, donde miles de jóvenes, muy jóvenes, peregrinan para poder emborracharse sin control, tratar de tener algo de sexo y conocer a gente que luego desaparecerá en el infinito cuando se acabe la semana.

La narración va de menos a más, pasando de ser un capítulo de relleno de Euphoria, en el que hay sustancias, fiestas y neones para convertirse en una película consciente de sí misma y de lo que quiere contar. Los personajes están escritos a brochazos, y no lo digo como crítica; lo digo comprendiendo lo que quiere reflejar la directora, ya que a esas edades todos estamos hechos a brochazos que con el paso de los años se van afinando para al final convertirnos en lo que comúnmente se conoce como “personas”.

Es posible que no todas las primeras juventudes sean así, pero en estos tiempos de relaciones fluidas, amores que se han terminado antes de empezar y donde el sexo es el centro de la libertad, nos hemos convertido en seres que vagan por la fina línea entre lo que tenemos que hacer y lo que queremos hacer. Ser virgen no es una posibilidad, no beber es de ser un fracasado y no probar cualquier sustancia que esté cerca de nuestra boca es por tener ganas de ser un aguafiestas. How to have sex cuenta de una manera muy veraz esa (o)presión de nuestro entorno, a la que estamos sometidos en cualquier aspecto de la existencia y que puede marcar de manera indefinida nuestra relación con los demás, creando esos traumas traslúcidos que solo aparecen en ciertos momentos del día y con los que aprendemos a convivir porque nos hemos acostumbrado.

La película me ha parecido muy interesante, aunque a veces se note la necesidad de la directora de contar muchas cosas, de enfocar la historia desde diferentes perspectivas y de utilizar recursos narrativos un poco manidos para darle una originalidad más aparente que real, sin embargo considero que lo que aquí se expone es necesario que la gente lo vea, sobre todo porque habrá muchas personas que se sientan identificadas y puedan quitarse el peso de pensar que son las únicas que han tenido experiencias similares.