5 Butacas de 5
Después de tanta espera, debido a retrasos en el calendario, llega la esperadísima secuela de Denis Villeneuve que concluye la primera novela de Frank Herbert.
Antes de continuar, quiero señalar que soy un gran fan del universo de los Atreides y he leído varios de sus libros. Adoro la película de Lynch y definitivamente voy a comprar el videojuego que saldrá este año. Por lo tanto, es posible que tenga un nivel muy alto de expectativas, lo cual puede ser difícil de satisfacer si Dune parte dos me decepciona. Por otro lado, el simple hecho de volver a visitar el árido planeta es suficiente para llenarme de alegría hasta los créditos finales. ¿Qué nos deparará?
Para mí, nos encontramos ante una de las películas del año, una rara avis que combina el entretenimiento del blockbuster más comercial con la profundidad del cine de autor. Quizás desde “El señor de los anillos” no haya visto una obra de este calibre, un evento que atraiga al público a las salas para sumergirse en una historia compleja pero con elementos puros que cualquier espectador puede disfrutar.
Continúa justo donde lo dejamos, pero expande el universo de una manera impresionante. Sin embargo, recomiendo encarecidamente que, si no tienes fresca la primera parte, esto se te hará cuesta arriba desde el principio, ya que no explica nada ni te pone al día. Da por sentado todo lo aprendido, lo que dificulta su seguimiento.
Villeneuve continúa deslumbrando con su derroche visual, ofreciendo una calidad digna de Óscar, mientras que Hans Zimmer demuestra su versión más inspirada desde “Interstellar”. Es una obra magna en todos los sentidos, que aborda temas universales como la religión, el ecologismo y la política, todo ello sin dejar de lado las emociones y las dosis de acción, llevadas a una escala superior que su predecesora. Por eso, quizás sea más fácil de digerir que la primera parte, ya que finalmente todas las cartas están sobre la mesa. Aunque la trama sigue siendo mística, las cosas son más tangibles y la venganza de Paul Atreides y los fremen son el motor de una película que sabe equilibrarse entre lo íntimo y lo grandilocuente.
Es cierto que en un reparto tan estelar, con la nueva generación del star system hollywoodense, es difícil destacar a un solo intérprete. Bardem ofrece una actuación notable, como es habitual en él; Rebecca Ferguson mejora notablemente gracias a la evolución de su personaje, y el dúo protagonista, Timothée Chalamet y Zendaya, podría estar entre los mejores roles de sus carreras en la gran pantalla. Chalamet crece junto a su personaje a medida que madura, y hay que prestar atención especial a ese monólogo final.
Sin entrar en spoilers, os recomiendo ver la película, leer los libros o hacer lo que queráis, pero no dejéis pasar la oportunidad de descubrir este universo. Os daréis cuenta de que terminaréis adictos a la especia melange, vuestros ojos se volverán azules y querréis más de Dune.