2’5 Butacas de 5
Desconocidos es una película independiente británica que causó cierto revuelo en el circuito de festivales, llamando la atención por un elenco sobresaliente encabezado por Andrew Scott y Paul Mescal. Se trata de un drama centrado en una relación homosexual en un concepto, llamémoslo, distópico. Sin embargo, tras verla, mis sensaciones son agridulces, ya que me parece que naufraga en un desarrollo irregular y solo logra impactar en lo que trasciende de la pantalla, llegando al espectador por pura empatía.
Quizás su atrevimiento estético haya limitado un relato que resulta demasiado ambiguo y puramente psicológico, sin intentar ser emocional a pesar de los temas humanistas que aborda. Nos puede recordar a Spike Jonze en “Her”, pero carece de esa alma que equilibra tan bien el preciosismo visual hipster con el contenido narrativo en la película protagonizada por un bigotudo Joaquin Phoenix.
El cineasta Andrew Haigh adapta la novela de Taichi Yamada, que explora el origen de una relación romántica entre Adam y su vecino Harry. Ambos personajes encuentran refugio en un edificio fantasmagórico aparentemente deshabitado. Esta casualidad se convierte en un punto de inflexión para Adam, quien se ve obligado a enfrentar su pasado y revivir el doloroso duelo por la muerte de sus padres en un trágico accidente automovilístico ocurrido durante su infancia.
Este suceso marca profundamente la vida de Adam, condicionando su tendencia al aislamiento y moldeando su manera de relacionarse con los demás. A través de la convivencia con Harry y la emergente historia de amor entre ellos, Adam se ve confrontado con sus propios traumas y conflictos internos.
Aunque la relación romántica entre Adam y Harry actúa como un catalizador importante en la trama, la verdadera esencia de la película radica en la exploración de la psicología de Adam y su proceso de superación de los traumas del pasado. El filme se sumerge en la compleja naturaleza del duelo, el aislamiento emocional y el poder de la conexión humana, ofreciendo una reflexión profunda sobre la capacidad del individuo para enfrentar sus demonios internos.
Desconocidos podría ser adaptada al teatro, dado que sigue una fórmula muy práctica con pocas locaciones (principalmente interiores) y solo cuatro actores protagonistas, lo que la hace ideal para una representación en Broadway. Es cierto que el reparto es muy potente, contando con los mejores actores británicos de su generación, quienes entregan actuaciones destacadas en cada escena. En particular, destaco a Claire Foy, una actriz que está en su mejor momento gracias al éxito que obtuvo al protagonizar The Crown, interpretando el papel de la madre del protagonista. Ella viaja a través de una amplia gama de emociones, logrando los mejores momentos de la película cuando comparte pantalla con Andrew Scott.
En definitiva, una love story turbia, compleja, oscura y con un final cargado de romanticismo que hace de la estética su mejor baza.