3’5 Butacas de 5
Vermin marca el debut de Sébastien Vanicek en el mundo del largometraje. La trama es sencilla y sirve como excusa para situar a un puñado de personajes dentro de un edificio del extrarradio parisino, que da la casualidad que está infestado por unas arañas mutantes del desierto. Esta historia nos brinda una mezcla de Arachnophobia con una pequeña dosis del cine social francés contemporáneo. Vanicek demuestra tener un gran conocimiento sobre cómo gestionar los espacios a la hora de filmarlos. Generando mucha tensión a nivel cinematográfico y una atmosfera de horror muy potente. El resultado es un equilibrio entre el escalofrío del terror y la relevancia del contexto social, y sorprendentemente no parece el trabajo de un director con tan poca experiencia. La atmósfera se erige como el punto fuerte destacado de esta película.