3’5 Butacas de 5
“Faro“, la nueva película de Ángeles Hernández se erige como una experiencia cinematográfica que va más allá del simple género de terror y drama familiar. La trama sigue la vida de Lidia, siendo el primer protagónico de Zoe Arnao, quien, tras un evento traumático, se enfrenta a la culpa, la depresión y el temor al mar y sus peligros. La película destaca por su habilidad para explorar las diversas etapas del duelo y la reconstrucción familiar.
Hugo Silva, en el papel del padre de Lidia, ofrece una interpretación poliédrica y compleja, un personaje inicialmente fuerte pero que naturalmente se quiebra, revelando capas de fragilidad y contradicciones. Este enfoque añade profundidad al relato, desafiando los estereotipos tradicionales y permitiendo que Lidia, tome las riendas de la resolución del conflicto.
La fotografía junto al diseño de sonido es de lejos lo mejor de la película, con esos paisajes marítimos y montañosos de las Islas Baleares, crean encuadres dignos de pinturas sumergiendo, literal y figurativamente, al espectador. La película se convierte en una experiencia sensorial, donde las voces fantasmagóricas y las micro expresiones se entrelazan de manera magistral. Un dato curioso del rodaje es que los protagonistas sufrieron la primera alerta de Tsunami de Baleares, por lo que tuvieron una pequeña aventura a través de olas de más de 4 mts. de altura para volver sanos y salvos a la costa.
Otro tema que destacar es la capacidad para abordar la depresión, la culpa y el duelo de manera auténtica y conmovedora, no se ven las típicas actuaciones exageradas en la que los personajes lloran y lloran, son esas actuaciones sin acción que reflejan la verdadera tristeza de los personajes. La historia no solo se apoya en los elementos de terror, sino que los utiliza como vehículo para explorar la complejidad de las emociones humanas, logrando equilibrar la tensión y la introspección.
“Faro” es una obra que va más allá de las expectativas del género, con actuaciones memorables, una dirección precisa y una fotografía cautivadora, logra ofrecer momentos de terror. Seguramente más de uno saltará de su butaca, pero también reflexionará sobre la condición humana y la capacidad de reconstrucción frente a los traumas.