4 Butacas de 5
Se han hecho muchas películas sobre una de las épocas más oscuras de la historia de la humanidad, sin embargo, ninguna como La zona de interés. Jonathan Glazer despliega todos y cada uno de los recursos cinematográficos de los que dispone para retratar la maldad sin llegar a mostrarla explícitamente. A través de un relato sobrio y sin muchos artificios la película se erige como una de las obras más certeras a la hora de hablar de un tema tan peliagudo como el de los campos de concentración.
La película se centra en la aparente vida tranquila que lleva una familia alemana durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial. El padre es comandante de Auschwitz y su mujer se encarga de que los niños crezcan en un entorno seguro y feliz. En una casa amplia, con un jardín de ensueño y una bonita piscina parece que los sonidos de las balas, los llantos de los ejecutados y el humo de las chimeneas de los campos de concentración parecen no perturbar la apacible vida de esta familia.
¿Se puede convivir con la desgracia al lado de casa? ¿Hasta qué punto las personas son capaces de mirar a otro lado incluso cuando la evidencia está delante de sus narices? Jonathan Glazer plantea innumerables preguntas a través de esta sobria propuesta cargada de subtexto. La puesta en escena está medida con escuadra y cartabón de forma que cada plano cuenta algo. El simbolismo gana protagonismo a medida que el director utiliza la música, la luz, los movimientos de los actores para contarnos todo lo que sucede.
La película no está exenta de la experimentalidad propia de la cinematografía del directos, sin embargo, todo aporta a una causa envenenada. No hay una sola imagen soez, explícita o dura y aun así consigue que el espectador se revuelva en su butaca de incomodidad. La zona de interés avanza con paso firme y sin miramientos sobre una de las épocas más oscuras para reflexionar sobre la capacidad de obviar lo que pasa alrededor, por muy malo que sea. No se trata de una película para todos los públicos, pero sí que merece ser vista.