3´5 Butacas sobre 5
Un año después del estreno del último film de la saga, Detective Conan: el caso Cero, llega a nuestras pantallas Detective Conan: El puño de zafiro azul, la vigésimo tercera película protagonizada por nuestro querido Conan Edogawa que supone el debut cinematográfico de Chika Nagaoka. Sin lugar a dudas, podemos afirmar que esta nueva aventura del personaje creado por el mangaka Gosho Aoyama en el año 1994 no sólo se integra perfectamente en el universo Conan, sino que supera con soltura a su predecesora. Es cierto que no supone ninguna revolución en el esquema prototipo de las películas de Conan, pero el fan encontrará muchas razones para amar esta película.
En primer lugar, decir que la animación que aquí presenciamos es la mejor de cuantas se han visto en la saga cinematográfica, pues, sin dejar de ser fiel a los diseños originales, se nota un gran salto de calidad en el apartado visual. Por otro lado, destacar la música de Katsuo Ohno, habitual compositor de la franquicia desde el nacimiento de la serie televisiva en la segunda mitad de la década de los 90 que aquí vuelve a compaginar la música rítmica en su labor de enfatizar los pasajes más frenéticos de la cinta con una música más clásica en las escenas más pausadas, llegando a servir muchas de las melodías no sólo como acompañamiento de la trama, sino como vehículo narrativo e hilo conductor.
Asimismo, esta entrega vuelve a contar con los ingredientes que tan popular ha hecho al detective Conan: alternancia de escenas dramáticas con escenas cómicas (aunque en este sentido, se nota mucho en este film la ausencia del personaje del doctor Hiroshi Agasa, el que más momentos graciosos suele aportar), una trama que va in crescendo a medida que avanzan los minutos, un número cuantioso de personajes que sirven como sospechosos del crimen en cuestión (algo que puede desorientar al espectador en algunos tramos de la historia) y múltiples giros de guion que hacen que la atención del público se mantenga en lo más alto hasta el final de los créditos y más allá (consejo: no abandonen la sala hasta el final, esta película tiene importantes escenas post-créditos). Todos estos ingredientes se condimentan casi a la perfección (el desnivel de ritmo que vuelve a tener esta película en sus dos mitades y lo caótica que se puede volver la trama en cierto punto hacen que no sea esta una cinta sobresaliente), dejando satisfecho al fan de toda la vida, que se reencontrará con los personajes más emblemáticos de una serie que cuenta con casi mil episodios en televisión, a destacar Kaito Kid, que aquí desempeña un papel fundamental en el devenir de la historia como el inesperado aliado del detective protagonista.
En definitiva, Detective Conan: el puño de zafiro azul es, sin duda alguna, un deleite para el seguidor de Shin’ichi Kudō, que, una vez más, se verá sorprendido con la resolución de otro misterio que incrementar a la gran colección de casos resueltos por el pequeño y grande detective Conan.