2 Butacas de 5
James Wan se vuelve a poner a los mandos de Aquaman en esta segunda entrega de un personaje destinado a desaparecer. La nueva cinta de Rey de Atlantis continua los eventos tal y donde os dejó la predecesora para contar una historia mil veces vista con muy poco acierto. Black Manta vuelve a hacer acto de presencia para poner patas arriba el mundo subacuático en busca de su particular venganza.
Aquaman y el reino perdido no es más que la misma película que ya se contó en la primera entrega: mismo antagonista, mismo conflicto y mismas carencias. La película es un conjunto de telas distintas unidas por un mismo costurero. La dirección tan característica de Wan se diluye en una cinta que carece de un tono concreto y va dando tumbos. Parece que hasta James Gunn ha querido meterle mano con ciertos toques cómicos que no sientan nada bien al personaje interpretado por Jason Momoa.
Nada dentro de esta película es especialmente reseñable. El guion es vago y predecible, los efectos están afinados lo justo para que no se note el exceso de CGI y sus protagonistas se limitan a ser bustos parlantes debajo del agua. Está claro que los superhéroes están en horas bajas y lo único que queda por esperar es un más que necesario descanso y la aparición de historias realmente originales y cuidadas.
Se trata de una película que encontrará su público y habrá quien sepa disfrutarla, mientras tanto, el agotamiento es notable y Aquaman y el reino perdido no pone las cosas sencillas. Una película de usar y tirar para pasar una tarde entretenida con tu grupo de amigos.