4’5 Butacas de 5
La vida no es sublime y mucho menos suave, Scrapper es el ejemplo vivo de la diferencia entre la polaridad y la adaptación, siendo la primera aquella que nos lleva al conflicto al no entender una situación y sesgarnos a un solo polo, por otro lado, la adaptación nos permite entender la situación de forma creativa y visionaria.
El filme de Charlotte Regan (UK) nos propone un súper guion de supervivencia y adaptación sin necesidad de los tan famosos recursos post-apocalipticos que están de moda, una historia que se siente real de la disruptiva vida de Georgie (Lola Campbell) una niña de 12 años quién vive la tragedia de crecer sin los recuerdos de un padre y con la muerte de su madre azotada por el cáncer. La historia en principio es sobria, ya que nos complace de secuencias continuas de acción sin diálogos que cuentan más que mil palabras, en un clima como lo es el reino unido, frío y desolado.
Al más puro estilo de 8 Millas, nos cuentan una historia sin ficciones irreales, tratando de posterizar las emociones y sentimientos de Jason (Harris Dickinson) como un padre que busca redención por amor puro y nuestra protagonista Georgie como una superviviente independiente, esta última con un desarrollo de personaje impresionante en el que tiene que elegir entre su independencia y creatividad pura ante la vida, o sublevarse a un padre ocupado en ella de quien poco conoce pero parece entenderla bastante bien.
Nos plantea un montón de reflexiones éticas sobre el abandono de los hijos, la redención, el amor, la supervivencia, el robo y hasta los pequeños conflictos de amistad y enemistad que tiene un barrio universalmente, sobre todo y más importante aún cuestionarnos nuestros límites morales del bien y el mal entorno a lo que es mejor y da futuro.
Las decisiones en esta película no solo trazaron una historia que de inicio a fin enternece y empatiza, sino que también reta a redescubrir la importancia de la figura paterna para un hijo, no sólo como un padre, sino también como un colega que te acompaña y guía, que es cómplice pero también punitivo.
Sin duda alguna un filme que atrapa, plantea, desarrolla y concluye.