3’5 Butacas de 5
Ridley Scott se atreve a retratar en la gran pantalla una de las figuras históricas más interesantes y controvertidas. Una historia embriagadora que no es apta para cualquier director. Napoleón, fue el sueño de Kubrick. Dirigir una película sobre el emperador francés iba a ser el culmen de su carrera, sin embargo, la ambición desmedida y lo inabarcable de la vida del francés lo llevaron a nunca terminar su particular proyecto mastodóntico. Ridley Scott se rebaja un poco más y pretende ofrecer un espectáculo hollywoodiense digno de cualquier público. El problema es que en el corte de dos horas y media el discurso queda atropellado y pierde mucha de su epicidad. Habrá que ver si las 4 horas que podría ofrecer en el futuro Apple TV merecen la pena.
Napoleón es una película de factura impecable que muestra el ascenso meteórico de Napoleón Bonaparte aprovechándose de una Francia en guerra y empobrecida. Una nación más preocupada en ajusticiarse entre ellos que en las verdaderas consecuencias de elevar a un militar hasta tan alto rango. El director norteamericano pone en el foco directo en la relación de Napoleón con Josefina, su esposa. La relación tóxica y enfermiza que se prometen cubre la mayor parte de la cinta, dejando a un lado las increíbles batallas y obviando casi por completo la pericia estratégica del emperador.
Se echan en falta más batallas y la mesura necesaria para contar la historia como se merece. Los eventos se suceden y, cuando el espectador aún está asimilando lo que acaba de ver, llega otro momento, otro año, otro personaje histórico que lo pone todo patas arriba sin mucho sentido dramático. Quizá por ello el foco de esta versión reducida de la película esté en la relación de pareja de Napoleón y Josefina, porque es lo único que parece tener una cierta continuidad. Joaquin Phoenix está a la altura de las circunstancias y no hay nada que reprochar ante él más allá de su nefasto parecido con la persona a la que encarna.
Ridley Scott trata de conservar una épica y a la vez una frialdad propia del personaje que retrata, sin embargo, le queda una película “recortada” demasiado ambiciosa y que no satisfará a los más interesados en la figura histórica del emperador. Napoleón es una película entretenida pero carente de ciertos elementos clave para comprender la magnitud de semejante figura histórica.