4 Butacas de 5
Giacomo Puccini en su extraordinaria trayectoria llevó a cabo una de las óperas más emocionantes a la par que excepcionales. ‘Turandot’, un pentagrama compuesto de tres actos que el compositor no llegó a terminar debido a su fallecimiento, pero que se ha conservado en el tiempo debido a una de los arias más maravillosos que se han escrito: Nessun Dorma.
Antonio Méndez Esparza eleva el alma de Puccini y la literatura de Juan José Millás en ‘Que nadie duerma’, la adaptación cinematográfica de la novela del escritor en la que asistimos al desdoblamiento de la personalidad del ser humano mediante una estelar Malena Alterio.
La película está guionizada por el propio cineasta junto a Clara Roquet, creando un dueto de palabras tan crudo y excéntrico como emocional. La mezcla del thriller, la comedia negra y el drama le sientan al largometraje a la perfección con una Malena Alterio que toma el volante protagonista para llevar a cabo uno de los mejores papeles de su carrera cinematográfica.
En la ficción nos encontramos con Lucía (Malena Alterio) una informática que acaba en el paro después de que su empresa acabe hundida ante el fraude del jefe de su empresa. Debido a su situación de desempleada decide coger el toro por los cuernos ejerciendo la profesión de taxista. Es en el vehículo donde asistimos al reflejo social de la sociedad, sus personajes y de cómo la mente de Lucía se va manifestándose ante el espejo provocando esa ruptura con la soledad, el aislamiento para empezar a soñar, sentirse libre y sobre todo amada.
Al igual que en la ópera de Puccini, Turandot es esa princesa china que no encontraba a ningún hombre que fuera digno de ella. Ante el espejo de la vida y el del taxi, la mente de Lucía la invita a convertirse en el carácter exótico de la historia, permitiendo ser amante, confidente y amiga; tres elementos que en su anterior etapa no constaban en su vida.
‘Que nadie duerma’ es una de las películas más sorprendentes del año, un juego que introduce al espectador en una carretera de curvas que mantienen la tensión hasta el fotograma final para hablarnos del abismo de la humanidad y de cómo convertirnos en aquello que deseamos ser.
Después de la magnífica ‘Courtroom 3h’ Méndez Esparza realiza un brindis de calidad en una nueva joya de su cinematografía. Una película de un encanto tan oscuro e hilarante en la que sus personajes son una bomba a punto de explotar. El juego de espejos, de la realidad que soñamos y vivimos forman parte del reflejo de la catarsis de la soledad y la búsqueda de una felicidad que colisiona ante una mística, brillante, oscura y sublime Malena Alterio que se coloca en la rampa de salida hacia todos los premios del año.
La actriz está sublime en un rol tan místico, oscuro y excéntrico en la que borda la perfección en cada escena. Acompañada en muchos momentos por la música maravillosa de Zeltia Montes, la unión de diálogo y música elevan la película a un gozo constante en el que la psicodelia es la muestra de nuestros propios abismos mentales.
La precariedad laboral y la conciliación familiar forman parte de la temática que aborda un guion tan extraordinario como imprevisible. Una película que lleva al espectador al borde de la alineación personal en la que los delirios de nuestros deseos son una explosión de emociones.