3 Butacas de 5
El culto cinéfilo es un lugar indeterminado sólo apto para románticos. Un espacio donde ocurre el hecho cinematográfico, un acto gregario alrededor de una proyección en pantalla grande, que te hace vivir miles de vidas.
Ver una película es un placer bastante común, pero hablar de cine, comentar lo que has visto a la salida mientras buscas un sitio para cenar, eso sí que es uno de los momentos más dulces que una persona puede tener.
Por eso, “La contadora de películas” es tan bella para los cinéfilos, una oda a una manera de contar y disfrutar del séptimo arte, algo que se está perdiendo poco a poco en detrimento de las series en streaming o los vídeos de Tik tok.
La afamada realizadora danesa Lone Scherfig nos presenta a la familia de María Margarita, que se ganaba la vida en Chile en la década de los sesenta, en la desértica localidad de Atacama. Su día a día no era fácil, ya que no había mucha prosperidad en esas tierras, el trabajo escaseaba y el clima generaba ansiedad. Sin embargo, todo valía la pena cuando John Wayne, Marilyn Monroe o Clint Eastwood aparecían en pantalla. Su ritual consistía en vestirse elegantemente cada semana para ir al pequeño cine del pueblo y disfrutar de grandes joyas como ‘Por un puñado de dólares’, ‘El apartamento’, ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ y muchas otras cintas.
Por eso, de manera bastante divertida, los padres van enviando cada semana a un hijo al cine, pidiéndole que escenifiquen que ha visto en la sala oscura.
Es entonces cuando María Margarita descubre su talento como cuentista. No solo narra lo que ha visto, sino que lo interpreta como si fuera una actriz. Lo hace tan bien que poco a poco se corrió la voz, llegando al punto en que dejó de ser un evento familiar para convertirse en un espectáculo para los vecinos más desfavorecidos del pueblo.
Esta adaptación de la novela de Hernán Rivera Letelier, publicada por primera vez en el año 2009, se centra en la historia de estas personas a lo largo del tiempo y su relación con el entorno, mientras nos ofrece una radiografía de la historia de Chile que culmina con el auge de la televisión y el golpe de Pinochet.
Estamos, por lo tanto, ante un relato de puro desarrollo de personajes, donde el protagonismo se hereda de padres a hijos, culminando con María Margarita convertida en toda una mujer que rememora tiempos pasados en su pueblo junto a familiares y películas de Hollywood. Antonio de la Torre, Bérénice Bejo y Daniel Brühl forman un elenco interpretativo de lujo que nos brinda grandes escenas, evitando que todo el peso de la película recaiga en los intérpretes más jóvenes.
Una película conmovedora y sencilla, no muy original en su trama ni en su forma de narrarla, pero con la suficiente vitalidad como para transmitir al espectador la esencia de la vida en familia y el amor por el arte cinematográfico.