'La Sociedad de la Nieve': Bayona demuestra que es un autor superdotado a la hora de filmar

'La Sociedad de la Nieve': Bayona demuestra que es un autor superdotado a la hora de filmar

ENTREVISTA J.A. BAYONA: “El Festival de Sitges es uno de los motores para la industria del cine y la educación cinematográfica”

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Tengo el palpito de que en nuestro país todavía se sigue menospreciando la autoría de J.A Bayona en sus obras. Su éxito en el extranjero y su apuesta por el cine comercial de masas hacen que no se valore su grandísimo talento a la hora de idear la mejor forma con la que contar historias a través de imágenes en movimiento. La sociedad de la nieve es otra demostración de su instinto como cineasta.

A día de hoy, sería redundante contar de nuevo lo que ocurrió en el accidente del vuelo 571 de la fuerza aérea uruguaya que se estrelló en los Andes. Esta historia de supervivencia y canibalismo es ampliamente conocida en todo el mundo y ya se adaptó en ¡Viven! (1993). Bayona, Nicolás Casariego y Jaime Marques se encargan de adaptar el libro homónimo, en el cual Pablo Vierci reconstruyó la epopeya de supervivencia a través de conversaciones con los dieciséis supervivientes. El enfoque de este guión se aleja del sensacionalismo y de los clichés que abundan en el cine “survival”. Es una historia que se centra en cómo, en los momentos más adversos, puede surgir lo mejor del ser humano: compañerismo, sacrificio y hermandad. El foco está compartido tanto por los supervivientes como en aquellos que no lo lograron, los olvidados que ayudaron a que los héroes pudieran vivir y contar lo que sucedió.

Cuando uno se enfrenta a la sociedad de la nieve siente que lo que está viendo en pantalla es un hito para nuestro cine. Bayona se ha aliado con Netflix para poder llevar a cabo su proyecto más ambicioso hasta la fecha En España, sería considerada una superproducción como nunca hemos visto, mientras que en Estados Unidos sería una película de presupuesto medio, rondando los 20 millones de dólares aproximadamente. El cineasta barcelonés ha obtenido lo mejor de las dos industrias: un control total y recursos prácticamente ilimitados para este tipo de cine.

El director es muy consciente de lo que desea despertar en el espectador: una visión humanista y positiva sobre una tragedia descomunal. Bayona logra encontrar este contraste a través de la realización. Los momentos tensos donde la vida está en peligro están rodados con primeros planos muy cercanos, utilizando cámara en mano y sin apenas profundidad de campo, aplastando a los personajes con el fondo de manera claustrofóbica. Esto ocurre casi siempre cuando están resguardados dentro de los restos del avión. En cambio, cuando la cámara está fuera en el entorno natural, se opta por empequeñecer a los supervivientes en relación a la naturaleza, como si fueran hormigas. Estos planos de mayor escala y grandes generales potencian la sensación de que están ante una fuerza implacable, sin ningún tipo de moralidad ni maldad.

En cuanto a los efectos visuales, estamos ante una de estas películas que hacen un uso abundante de ellos, pero que resultan invisibles para el espectador. Esto se consigue gracias a que están incorporados de manera perfecta en las imágenes rodadas. El nivel de los “vfx” es asombroso y no tiene nada que envidiar a los trabajos que nos llegan de Hollywood. Al final, Bayona tiene muy claro sus ideales y referentes cinematográficos, e intenta recrear el cine dorado de entretenimiento norteamericano de los 60,70,80. La banda sonora de Michael Giacchino es otro ejemplo de este modelo de cine, recordándonos a composiciones clásicas como las de John Williams o Bernard Herrmann, solo con un enfoque más moderno y menos invasivo.

El reparto es otra de los aspectos destacados y brillantes de este filme. La elección de rostros desconocidos y anónimos era lo que necesitaba esta propuesta para poder funcionar. En una película coral y con tantos personajes, era muy fácil que acabase siendo una experiencia confusa, de esas en las que no consigues ubicarte ni reconoces a nadie. El departamento de vestuario y peluquería ha hecho un trabajo descomunal al caracterizar a cada actor de manera distintiva y reconocible, sin que se pierda la sensación de unidad coral y que procede del mismo sitio. La sociedad de la nieve tiene un narrador, pero no tiene un protagonista, todos lo son. Cada miembro del reparto logra brillar por sí mismo. El equipo de casting ha justificado con creces su sueldo.

No sé qué recorrido internacional acabará teniendo La sociedad de la nieve. Hoy en día, es misión imposible intentar predecir con tanta antelación las tendencias y las modas que abrazará la Academia en los Oscar. Lo que tengo claro y deseo con todo mi corazón es que sea la primera de muchas obras de este calado en España. Bayona puede sentirse muy satisfecho con todo el trabajo realizado y el producto final. Sin quererlo, ha abierto un camino que hasta ahora era inimaginable para nuestro cine.