La llegada de octubre solo puede significar una cosa para los amantes del cine de terror, fantasía y ciencia ficción: es el momento del año en que el Festival de Sitges abre sus puertas. En Butaca y Butacón tenemos butaca en primera fila para asistir a esta festividad de la casquería, lo bizarro, lo imaginativo y, sobre todo, el amor hacia el séptimo arte. Como no podía ser de otra forma, te comentaremos todo sobre las películas más esperadas de esta edición.
No nos ha dado tiempo a acomodarnos y ya hemos asistido a algunas de las proyecciones con las películas más ansiadas de toda la programación. Aquí va un resumen de los tres primeros días.
Hermana muerte: 4 Butacas de 5
Verónica supuso un punto de inflexión en la carrera de Paco Plaza. En el podcast de Casa Paco, un espacio donde Paco Cabezas charla con otros cineastas, Plaza mencionó que durante la producción de Verónica recibió un diagnóstico médico que le hizo ver que esta podía ser su última obra. En ese instante, algo cambió dentro de él, su relación con el séptimo arte jamás volvió a ser la misma. Desde entonces, su cine no ha cesado de crecer. Quién a hierro mata (2019), Freddy (2021) y La Abuela (2021) son prueba de que ha alcanzado un nivel de excelencia al filmar privilegiada. Actualmente es uno de los mejores directores de toda nuestra industria, y dentro del género, acabará compartiendo mesa con deidades como Alex de la iglesia o Narciso Ibáñez Serrador.
6 años después del estreno de Verónica, llega Hermana Muerte, su precuela, que narra una historia de conventos posguerra civil con monjas despiadadas, niños indefensos y fantasmas vengativos. La trama se distancia por completo de cualquier elemento basado en hechos reales para sumergirse con total libertad en la ficción pura. Por cierto, también es lo mejor que ha rodado Paco Plaza en toda su carrera. Los seguidores más fervientes del director no pararán de encontrar retazos que establecen paralelismos con sus etapas anteriores como cineasta, pero aquí están refinadas hasta un extremo enfermizo.
Delante de la cámara nos encontramos con una fantástica Aria Bedmar. La actriz nos regala un personaje observador y contenido que se ve superado por toda la locura que ocurre dentro del convento. Esto es algo que podría no siempre funciona en el terror, pero es justo lo que necesitaba esta historia de terror a la luz del sol.
No se me ocurre una mejor manera de empezar este festival que con Hermana Muerte.
The childe: 3 Butacas de 5
Existen pocas cartas de presentación más impresionantes que la de ser el guionista de I Saw The Devil (2019), una de las películas surcoreanas más enfermizas y redondas de este siglo. Park Hoon-Jung escribe y dirige The Childe, su nuevo thriller en el que abundan los giros de guion inesperados y la sensación de que ningún personaje es realmente lo que aparenta, todos esconden algo. Estos son los engranajes de una historia de persecuciones, espionaje empresarial entre familiares y asesinos a sueldo que parecen salidos del universo John Wick. Si te gustan los thrillers de comedia negra con mucha violencia visceral, The Childe es para ti.
El director surcoreano vuelve a demostrar su maestría a la hora de vertebrar historias a través de la escritura, gracias a como domina la manipulación del espectador. Los personajes también tienen la marca personal de Hoon-jung. Todos son unos monstruos calculadores sin piedad, altamente retorcidos y carismáticos; que de alguna forma extraña acabas por cogerles cariño. La dirección no es el campo en el que este cineasta destaque más, pero siempre logra un acabado sólido, sin florituras, que se ve potenciado gracias al talento de los actores.
The Childe no reinventa el paradigma del thriller surcoreano, pero cuenta con mucha frescura y logra que pases un buen rato mientras la ves.
Sleep: 4 Butacas de 5
Jason Yu ha protagonizado uno de los debuts más intrigantes de todo el 2023. Sleep deja entrever, a través de su puesta en escena, las conexiones establecidas en montaje y su atmósfera, a un cineasta que tiene el potencial de llegar a ser extraordinario.
La premisa es sencilla ¿qué harías si tu pareja empezara a sufrir de sonambulismo y, mientras sigue dormida, se comportará como si estuviera poseído por un ente diabólico? Este slow horror costumbrista se construye a través de sus pausas, miradas, silencios y una tensión contenida que mantiene al espectador cautivado.
La mirada de Yu tiene destellos sublimes. Su manera de componer imágenes no es rocambolesca ni busca el lucimiento propio, pero cada plano se siente que está diseñado con una precisión y un atino sorprendentes para ser un director novel. A estos aciertos se suman dos actores totalmente entregados a la causa y con mucho renombre como Lee Sun-kyun (Parasite, A Hard Day)y Jung Yu-mi (Train to Busan, Our Sunhi).
Jason Yu empezó en este mundillo siendo el asistente de Bong Joon Ho en Okja (2017). Seis años después ha realizado el ‘sleeper’ del año en corea del sur, recaudando más de diez millones de dólares solo en su propio país y logrando reconocimiento internacional en varios festivales.
El chico y la garza: 4 Butacas de 5
En pleno 2023 sería una temeridad por mi parte intentar sobreanalizar las claves detrás de una película de un maestro como Hayao Miyazaki, que seguramente sea uno de los cinco cineastas vivos más importantes de todo el planeta. Su obra es basta y habla por sí sola. El chico y la garza ha venido muy bien para recordarnos que, además de ser una leyenda, este genio sigue en activo y todavía tiene mucho por contar.
Volvemos a encontrarnos con conflictos materno-filiales, mundos oníricos fantasiosos, animales antropomorfos, una banda sonora de ensueño y un estilo de animación que parece producido en los noventa. Esta no es una experiencia innovadora fuera de lo que nos tiene acostumbrados en su obra pero es que su fórmula está tan perfeccionada y pulida que me resulta imposible ponerle un solo, pero a esta maravilla. Miyazaki ahora posee una mirada mucho más sabia y melancólica: la edad no perdona y esto se refleja en el poso de su filme, donde reflexiona sobre como el paso del tiempo nos moldea como personas y el legado que dejaremos en el mundo cuando ya no estemos. Curiosamente, en El chico y la garza usa por primera vez efectos en 3D, concretamente un fuego imponente con el que rompe su regla autoimpuesta e inquebrantable de no usar nada generado en una computadora.
Miyazaki es un artesano atemporal del medio audiovisual. No seremos contemporáneos demasiadas veces de alguien tan talentoso dentro de un mismo género. Ojalá que nos dé más alegrías en los años venideros.
Club Zero: 3 Butacas y media de 5
Jessica Hausner es una cineasta que no le teme a nada. Club Zero arremete contra todo y todos sin ningún tipo de piedad ni misericordia. Se podría describir como una mezcla entre la elegancia con la que Michael Hanneke humilla a sus personajes y la brutalidad que poseía Luis Buñuel para retratar a cualquier cosa que le indignara.
Nada más salir los primeros planos, sientes que estás sometido a la mirada de alguien auténticamente genuino y que puede hacer lo que le plaza contigo. La historia gira en torno a una profesora de instituto para ricos especializada en la alimentación con conciencia. Esto acabará con un séquito de jóvenes alrededor entregados a un culto alimenticio insano. Esta premisa se aborda desde un tono de mofa y burla intelectual dirigida hacia las clases más pudientes. Mia Wasikowska (Alicia en el país de las maravillas, Stoker) se adapta perfectamente al registro comedido de comedia involuntaria y nos da su mejor interpretación hasta la fecha.
Eso sí, siento que llega un punto cercano al “midpoint” donde la mofa ya no da para más, y la directora se recrea demasiado en su propia genialidad de una forma algo tediosa. Pero al llegar al final del segundo acto y al clímax del tercero, todo regresa al buen cauce, culminando con un final pirotécnico lleno de hermosuras horrendas.
Robot dreams: 4 Butacas de 5
Pablo Berger ha creado un poema cinematográfico en forma de fábula robótica que encapsula todas las emociones que experimentamos al enamorarnos por primera vez.
El debut en la animación del cineasta bilbaíno es excepcional. A uno le cuesta recordar la última película muda que necesitara de tan poco para lograr tanto. En cuanto al proceso de analizarla, me cuesta mucho encontrar palabras que puedan hacerle justicia; es una obra donde no procesas de manera racional lo que ves, lo sientes en tu interior. El estilo de animación “cartoon” le va como anillo al dedo, ya que unos trazos de líneas más rocambolescos o más acción en pantalla hubieran mermado el efecto de sencillez cotidiana que transmite.
Este mundo no es digno de que exista algo tan hermoso y conmovedor como Robot Dreams. Todavía sigo fascinado por lo bien llevado que está el final. En el momento final, donde Berger podría haber optado por romperte y hacerte pedazos, prefiere dar una lección cómo asimilar y superar una relación romántica, priorizando los buenos recuerdos sobre los malos. Te será imposible no salir del cine bailando con una sonrisa.
Vincent must die: 3 Butacas de 5
La ópera prima de Stéphan Castang es una tragicomedia que busca explorar lo que se esconde detrás la necesidad inherente de hacer daño y destruir que tenemos los humanos.
El concepto es bastante sencillo: ¿cómo vivirías si, al establecer contacto visual con otro humano, este se volviera completamente loco e intentar matarte? Esto es lo que le sucede a Vincent, un pobre desgraciado que tendrá que aprender a vivir con esta nueva y extraña enfermedad. Karim Leklou da vía a Vincent, su fisiología y su interpretación cercana y humana son una de las grandes bazas con las que cuenta el filme.
Vincent Must Die es un gran debut. Tiene sus pequeñas aristas, pero la dirección tiene mucho pulso y la historia maneja originalidad y clasicismo de manera equilibrada. Castang responde a la pregunta que formula con el poder del amor, que, por más ñoño que pueda sonar, es lo mejor decisión que podía tomar. El cineasta no tiene no tiene miedo de adentrarse y mostrarnos las cavernas más oscuras de nuestra sociedad, deconstruyendo varias construcciones sociales por el camino. La tesis final me resulta muy liberadora y aporta un rayo de luz esperanzador.
Para finalizar, no quería olvidarme de otros dos proyectos que he visto en estos días:
El nuevo “slasher” juvenil de los RKSS titulado Wake Up, protagonizado por un grupo de adolescentes eco protestantes se encierra en un Ikea para protestar y a la vez ser brutalmente asesinados por un guardia fanático del canal de caza y pesca. Una casquería algo monótona que puede funcionar en una sesión golfa acompañado de colegas.
Moon Garden es un proyecto personal sacado a puro pulmón que tiene un acabado estético notable, pero el cuento infantil que se cuenta no da para un largometraje y acaba por ser algo repetitivo. La interpretación infantil protagónica tampoco ayuda a vender la historia. Pese a esto, es un visionado interesante para los amantes del cine independiente “hand crafted”.
Como podéis ver, estos primeros días han estado cargados de buen cine que dará mucho que hablar. Desde Butaca y Butacón, os seguiremos informando de todo lo que suceda en esta edición que promete ser muy especial.
¡Saludos y nos vemos por la costa del Garraf!