3’5 Butacas de 5
“El Castillo“, dirigida por Martín Benchimol, nos lleva en un viaje poco convencional a las vidas de Justina y su hija Alexia, quienes habitan una extensa mansión en las Pampas argentinas. La premisa y regla del propietario del castillo es sencilla: Justina hereda la gran propiedad con la condición de que nunca podrá venderla. A medida que profundizamos en su peculiar rutina diaria, la narrativa oscila entre un oscuro cuento de hadas y un crudo examen de las dinámicas raciales y de clases en América Latina.
La cinematografía sin lugar a duda es lo mejor del filme, Nico Miranda y Fernando Lorenzale capturan magistralmente las brumosas y expansivas Pampas, envolviendo todo en una atmósfera apropiadamente inquietante. La mansión en sí resuena a gótica, con sus majestuosos interiores, ahora lamentablemente perdiendo vida ante el deterioro. La combinación de lujosos accesorios y muebles antiguos con la presencia de dos mujeres indígenas y sus animales crea un poderoso contraste visual.
La dinámica entre Justina y Alexia sirve como núcleo emocional e hilo conductor de la película. Justina, una mujer de ascendencia indígena, lucha con su sentido del deber hacia su difunto empleador, mientras Alexia, como cualquier joven con sueños y poco atada emocionalmente al castillo y a las viejas tradiciones anhela una vida más allá.
El compromiso de Justina de cumplir su promesa, incluso a expensas de su propio bienestar, la retrata como un personaje necio y conflictivo. Retrata con matices y sensibilidad su agitación interior y su inquebrantable sentido del deber. En contraste, las aspiraciones y deseos de Alexia reflejan el cambio generacional en valores y prioridades.
Algo muy importante a tomar en cuenta porque llega a ser un poco confuso al inicio, es que desdibuja la línea entre documental y ficción, y la estrecha colaboración de Benchimol con los protagonistas añade autenticidad a la narrativa. Este enfoque permite una representación naturalista de sus luchas diarias, creando una experiencia visual inmersiva.
Si bien, logra crear una narrativa visualmente impactante y temáticamente rica, ocasionalmente falla en su ejecución. La combinación de géneros, aunque ambiciosa, conduce a momentos en los que la distinción entre documental y ficción se vuelve borrosa. Además, algunas escenas que involucran recreaciones de diálogos parecen menos convincentes, lo que nos recuerda la naturaleza no profesional de las actuaciones, algo totalmente normal.
“The Castle” es una exploración única y estimulante de la existencia poco convencional de una madre y su hija dentro de los confines de una imponente mansión. La película de Benchimol navega hábilmente entre elementos oscuros de cuentos de hadas y comentarios sociales polémicos, arrojando luz sobre las complejidades de las relaciones raciales y de clase en América Latina.