2’5 Butacas de 5
Hay un camino de ida y vuelta entre el teatro y el cine. Se adaptan unos a otros, versiones de películas en las tablas o las mejores obras en pantalla grande. Siendo sincero, prefiero las segundas. Sin embargo, eso no es lo más importante.
“La Ternura” nos brinda una fiel adaptación de la obra teatral de Alfredo Sanzol, la cual recibió el Premio Max en 2019. Esta historia es una comedia de enredos llena de aventuras y magia, donde el amor flota en el aire. Los personajes se protegen detrás de una barrera emocional, tratando de reprimir sus sentimientos. Pero descubren que la ternura es el verdadero camino hacia su felicidad. La supuesta fragilidad de los sentimientos se transforma en algo poderoso. Estos personajes, que inicialmente se resisten al amor, descubren su fuerza. Es un viaje de autodescubrimiento que comparten los seis únicos personajes de la película, quienes experimentan esta transformación simultáneamente y de manera similar.
En realidad, esta no es una película convencional; podría decirse que es extremadamente fiel al material original, sin adaptarse del todo a la época contemporánea. Este espectáculo rinde homenaje al teatro isabelino, a William Shakespeare y, en particular, a ‘Sueño de una noche de verano’. ¿Puedes imaginar por dónde va esto, ¿verdad? La visión del director ha buscado mantenerse fiel no sólo al contenido, sino también a la forma, lo que hace que ciertos aspectos puedan parecer un tanto anticuados. Sin embargo, así eran los espectáculos de esa época. No se les puede pedir otra cosa.
Por esta razón, no podemos juzgarlo desde una perspectiva que no sea la tradicional. Es un tributo a un género de literatura dramática específico que se encuentra alejado de los lenguajes actuales. Es cierto que la calidad de la producción y la dirección hacen que olvidemos que estamos viendo una obra de teatro, pero la trama y los personajes se inspiran directamente en los espectáculos del siglo XVII, lo que choca de frente con nuestra cultura actual. Por lo tanto, el público debe dejar de lado sus expectativas contemporáneas y entregarse a lo que ‘La Ternura’ tiene para ofrecer. Porque o te dejas llevar por su encanto o no serás capaz de aguantar en tu butaca. Es una propuesta audaz y exigente, a la que no le falta mérito.
Nos encontramos en un mundo mágico con sus propias reglas, donde la magia y el surrealismo tienen cabida. Todo comienza cuando la Reina Esmeralda y sus dos hijas deciden escapar de su destino y terminan en una paradisiaca isla alejada del mundo masculino, al que culpan de todos sus problemas. Utilizando sus poderes, provocan una tempestad (muy al estilo shakespeariano) para huir del barco y volar hacia su salvación. En una paradisíaca isla, planean llevar una vida feliz sin la presencia del sexo opuesto. Sin embargo, pronto se darán cuenta de que no están solas.
Durante varias décadas, un leñador maduro, afectado por sus problemas conyugales, ha decidido llevar una vida tranquila junto a sus dos hijos, manteniéndose alejado de las mujeres, llegando al punto de que su hijo menor nunca ha visto a una en su vida. ¡Así está la cosa!
Las confusiones, la mezcla de personajes y el humor absurdo desempeñarán un papel fundamental en la trama, mientras las mujeres intentan hacerse pasar por hombres sin ser descubiertas, y el amor gradualmente hace de las suyas.
La película ofrece una oportunidad de ver algo diferente en la cartelera nacional. Es valiente pero irregular, sorprendente, pero en ocasiones es plana. Cuenta con un impresionante diseño visual, sets interesantes y una hermosa dirección de fotografía, pero se queda solo en eso. No es un producto particularmente destacable, pero debemos recordar que partía con la desventaja de adaptar un material original complejo.
¿Oportunidad perdida? Hay que seguir intentándolo.