5 Butacas de 5
Hay dolores emocionales que se sienten en lo más profundo de ser. El dolor de no poder estar en casa, de no pertenecer, de ser extranjero en un país en el que incluso ya echaste raíces…sensaciones con las que describo a ‘Chinas’, una película que ha dejado en mi corazón tan conmovedora realidad.
La cinta visibiliza el día a día de dos niñas con ascendencia china viviendo en España. La primera de padres adoptivos españoles, la segunda de padres y hermana migrantes, a pesar de venir del mismo país entre ambas parece haber un mar de distancia y diferencias.
Uno de los detalles más alucinantes de este filme es el guion, sincero y verosímil con el punto de vista de las niñas de doce años, las adolescentes de diez y seis y el cansancio de los adultos que se dejan la vida en el trabajo. Algo que en la actualidad parece imposible de encontrar en el cine.
La identidad de los personajes es el tema principal de esta historia, la necesidad de reafirmarse, de no olvidar el origen negándose incluso a aprender el idioma del país en el que vives (el padre de la segunda familia) o por el lado contrario, el completo rechazo a las raíces, la necesidad de pertenecer al entorno en el que vives (su hija adolescente).
No saber cómo apoyar la identidad de tu hija, si presionarla a aprender de sus orígenes o fingir que lo único que debe atarla a su país es el nombre que le pusieron sus padres biológicos, como en la primera familia.
Y en medio, una infancia llena de ilusiones, vida y ternura, padres que sufren en silencio, que lloran en soledad, niñas que están condenadas a ser extranjeras en el país que nacieron. Una historia llena de realidad, que sí no todos los espectadores pueden identificarse, seguro que pueden conmoverse.
Arantxa Echevarría borda en ‘Chinas’ el cine social que tanto la identifica. Una película llena de emociones, empatía y con la que disfrutar gracias a un guion tan real como especial.