4 Butacas de 5
Tras conquistar a gran parte de la crítica y cosechar más de una decena de premios y nominaciones gracias a El agente topo, Maite Alberdi ha vuelto por todo lo alto con una historia hecha para darnos en el corazón una vez más. Después de llevarse el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Sundance, la realizadora chilena retorna con La memoria infinita, un documental que cuenta con el amor y el alzheimer como protagonistas.
Alberdi se adentra de lleno con La memoria infinita en la historia real de Augusto Góngora, periodista y documentalista especialista en cultura conocido por la gran mayoría de la sociedad chilena; y Paulina Urrutia, actriz y ministra del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes entre 2006 y 2010. Ambos están juntos desde hace 25 años, pero hace tan solo ocho, Góngora fue diagnosticado con alzheimer. Es ahí donde Alberdi pone el ojo, en la relación de esta pareja a lo largo de los años y en su forma de afrontar algo tan duro como es esta terrorífica enfermedad.
A consta de llegar a ser un comentario facilón, es obligatorio mencionar que La memoria infinita es una cinta que está llena de verdad, pero es que realmente es así. El hecho de que esté completamente basada en una historia real hace que la película gane en todos los aspectos. Su formato documental ayuda a lanzar su emocionante mensaje, algo que sería imposible si se hubiera realizado como una historia más ficcionada. La nueva cinta de Alberdi derrocha verdad por los cuatro costados.
Sin embargo, su mayor punto fuerte radica en la pareja que protagoniza La memoria infinita. El amor que derrochan estas dos personas es algo que poquitas veces se puede comprobar en la gran pantalla. Son los que a través de sus recuerdos mueven la acción de la película, los que la llevan hacia delante y hacia atrás gracias a sus recuerdos, trasladados de la forma más correcta posible al ámbito cinematográfico. Una historia completamente emocionante que es imposible que no toque el corazón de cualquier espectador, ya sea en un momento o en otro.
Uno de los grandes factores que hacen que La memoria infinita resulte enriquecedora además de conmovedora es el retrato social y cultural que hace de Chile (sobre todo durante la época de los años 70 y 80). Y es que esta película no solo funciona en el ámbito más emotivo, si no que utiliza la vida de Augusto Góngora para hacer un paseo por la sociedad chilena de finales del siglo XX, un retrato de lo más gratificante para el espectador. Gracias a esto, Alberdi hace que el recorrido por las vidas de su pareja protagonista no se convierta en un derroche de tristeza. También hay lugar para la esperanza y para creer que un mundo mejor es posible.
En conclusión, podríamos decir que Maite Alberdi lo ha vuelto a hacer. La memoria infinita resulta de lo más emocionante para cualquier clase de espectador. Es imposible no conmoverse con algún tramo de este metraje de 85 minutos, protagonizado por una pareja cuyo amor y verdad se respira en todos los puntos de la película. La dirección de Alberdi hace que el público se convierta en un intruso dentro de la vida de esta pareja, que fue parte del cambio y la evolución de Chile a lo largo de las últimas décadas del siglo XX. Completamente increíble y recomendable.