Estimadas amigas y estimados amigos:
Dado que el Festival de San Sebastián no ha recibido la carta en la que 514 personas solicitan retirar de la programación la película No me llame Ternera (Jordi Évole y Màrius Sánchez, 2023), me veo obligado a responder a través de este comunicado remitido a los medios de comunicación, a través de los cuales he tenido conocimiento del texto.
En primer lugar, queremos hacerles llegar nuestro agradecimiento cuando en su carta afirman, entre otras cosas, que el Festival de San Sebastián “rechaza el blanqueamiento del terrorismo” y “se adhiere a los principios y defensa de los Derechos Humanos”. No obstante, no compartimos su opinión respecto a que se deba retirar de la programación de esta próxima edición del Festival la película No me llame Ternera por el hecho de que tenga como protagonista a Josu Urrutikoetxea y que éste haya tenido muy altas responsabilidades en la trayectoria de la banda terrorista ETA.
El cine es, entre otras muchas cosas, fuente de la historia y se ha ocupado a menudo de llevar a la pantalla a protagonistas, perpetradores de episodios de violencias injustificables pero sobre las cuales sí ha tenido la voluntad de indagar. Son bien conocidos los casos de Shoah (Claude Lanzmann, 1988), S21: La máquina roja de matar (Rithy Panh, 2003) o The Act of Killing (Joshua Oppenheimer, Christine Cynn, 2012). Reflexionamos sobre todo ello en un libro y un ciclo en 2016 bajo el título de The Act of Killing. Cine y violencia global: se programaron allí 32 películas que eran a menudo un arma de denuncia, un medio para el análisis o una forma de intervención directa en muchos trágicos problemas.
La no ficción que ahora nos ocupa ni justifica ni blanquea a ETA porque este Festival no proyectaría una película con esas premisas. Por citar un último ejemplo en una semana en la que se ha recordado el 50º aniversario del golpe de Estado de Pinochet en Chile, no programaríamos nunca una película que justificara aquel ataque violento contra la democracia y sus posteriores represalias sobre miles de víctimas. Sin embargo, sí se programó en San Sebastián un documental que entrevistaba a algunos de sus principales golpistas: Pinochet y sus tres generales (José María Berzosa, 2004). Allí se demostraba que dar la voz no es ni mucho menos dar la razón.
En definitiva, estimamos que la película No me llame Ternera ha de ser vista primero y sometida a crítica después y no al revés. En este sentido, estaríamos dispuestos a realizar una proyección privada previa a un grupo reducido en su representación.
Saludos cordiales. José Luis Rebordinos
Director del Festival de San Sebastián