4 Butacas de 5
Es curioso, cómo en ocasiones, la cartelera logra unir propuestas que en principio parecen ser completamente independientes, pero luego representan una misma esencia cinematográfica. En esta ocasión, nos encontramos con “Notas sobre un verano“, dirigida por Diego Llorente, y “Las chicas están bien”, obra de Itsaso Arana. (¡Te invito a hacer una doble sesión con una copa de vino!).
El séptimo arte adopta una amplia gama de formas y estilos. Si bien es cierto que la mayoría del público está familiarizada con la vertiente narrativa predominante, hay otras que son menos conocidas (pero igual de estimulantes) y que tienen otras finalidades a entretenerte contándote una historia.
“Notas sobre un verano” es una manera de encapsular el tiempo, de atrapar la vida, acariciando momentos fuera de los márgenes de la convencionalidad del mercado, para proponernos una serie de escenas naturalistas que capturan la viveza de sus personajes. Aquí, el interés no radica en las tramas o los puntos de giro, si no en la verdad de la vida misma.
Marta aprovecha sus vacaciones de verano para regresar a Gijón, un fenómeno bastante común en aquellos que han buscado su camino lejos de su ciudad natal. Después de conseguir cierta estabilidad en Madrid, es vista como una chica cool que está más fuera que dentro de su círculo de amistades. Sin embargo, la visita a sus padres le plantea lo idílico de volver a casa: reencontrarte con tu cuarto de teeneger, que tu madre te haga la cena todas las noches, volver a disfrutar de las fiestas de tu pueblo y reencontrarte con tu ex. Esto último es el punto más relevante en términos de relato, ya que Marta tiene pareja y estaba a punto de dar el paso para irse a vivir juntos. Convirtiéndose por momentos en una historia que gira entre el triángulo amoroso, la lucha entre la expectativa y realidad, y el choque entre el pasado y el porvenir.
Katia Borlado realiza un trabajo excepcional, ya que la película descansa sobre sus hombros, apareciendo en todas y cada una de las secuencias. Ofrece constantemente lo que el director requiere de ella, en un ejercicio de honestidad y valentía brutal. Da su máximo esfuerzo en cada escena y toma de la película. No importa si se necesita intensidad o ligereza, si trabaja en primer plano o en plano general, el resultado es magnífico. En ciertos momentos, parece que el personaje y la actriz se fusionan en un proceso de casting que ha funcionado de manera brillante. Y todo esto lo logra sin excesos ni sobreactuación, dando en el blanco de manera precisa.
La belleza de esta película reside en los matices y las sutilezas, en las sugerencias que se encuentran en la mirada de Borlado. No reside tanto en lo que dice, sino en lo que no dice; en lo que su cuerpo transmite con una gama de sabores y matices tremendamente atractivos. Ya tengo mi atención puesta en sus futuros trabajos, y tú deberían hacer lo mismo.
He disfrutado mucho con la puesta en escena de Diego Llorente en “Notas sobre un verano“, ya que aborda cada momento con ligereza y naturalidad, empleando una planificación meticulosa. El cineasta demuestra una habilidad destacada para seleccionar el plano adecuado que capture de manera efectiva cada escena, jugando con tomas prolongadas, planos secuencia, metáforas visuales y evitando la música extradiegética. Además, su enfoque en el montaje, basado en la yuxtaposición de planos, da lugar a interesantes dinámicas para el espectador.
Nos encontramos ante el triunfo del cine de autor, lejos de los márgenes del blockbuster, un cuento estival que estimulará tus sentidos. Una pequeña trufa para que quienes disfruten con los placeres más sencillos de la vida. Aférrate a ella con firmeza, porque como el verano, se desvanecerá antes de que te des cuenta.