4 Butacas de 5
Yo he jugado a los Action Man, a los superhéroes, a los videojuegos, he jugado con palos, con sillas, con pistolas, con pelotas, soldaditos, yoyos, y con todo junto… Pero nunca he jugado con muñecas.
Las muñecas eran para las chicas.
Obvio, he tenido peluches, como todo el mundo. Cojines, figuras de soldados imperiales, posters… Pero nunca muñecas. Pero… ¿y si las hubiera tenido y jugado con ellas como un juguete más? Que, al fin y al cabo, eso es lo que son, otro juguete.
¿A que viene esta introducción? A que este film puede verse como otro juguete de los grandes estudios de Hollywood de presupuesto multimillonario y con estrellas internacionales en su reparto. Y lo es. Y, aun así, aunque esté basado en la muñeca por antonomasia para niñas, yo querría jugar con él.
Y no solo jugar con esta película, porque está claro que esta película ha sido un juego para sus perpetradores, si no verla chorrocientas veces más.
¿Por qué digo que ha sido un juego? Empecemos por el diseño de producción. Los decorados, la fotografía, el vestuario… El detalle, el mimo, el cariño, el cuidado… Todo está medido al milímetro para meterte en el universo de Barbie cuando el argumento requiere introducirnos en él. Y cuando no, también. Los diálogos, las situaciones, los gags, los personajes principales y secundarios (el único que desentona bastante, aunque esa sea su función, es el de Michael Cera) … Todo está espléndido. Visualmente te atrapa, y el carisma que derrocha te hace querer seguir viendo en sus dos horas de metraje en los que no miras el reloj.
Es decir, cuando estás jugando, no notas el paso del tiempo.
Pero entremos más en detalle, por ejemplo, en el argumento principal. Sin spoilear demasiado, ¿cómo imaginarnos que el detonante de la historia sería hacerse una pregunta existencial? Me parece un acierto de cincuenta mil kilates de oro macizo, más luego lo que todo eso conlleva. Hay referencias de argumento de Regreso al futuro, de Toy Story, de Rick y Morty (sí, eso he dicho), de los dibujos animados clásicos estilo Betty Boop o Mickey Mouse, de Super Mario, del multiverso ese famoso que está de moda en los superhéroes (quien vea la película será capaz de comprenderlo), y aún así, con tantos elementos, no se te hace bola. Porque si esas son las referencias argumentales, hablemos de las visuales: Un Americano en París, Grease, West Side Story, Una rubia muy legal, La La Land, 2001: una odisea del espacio (sí, eso he dicho, Kubrick pulula por aquí)
Permitidme detenerme en los intérpretes un segundo. Primero, Margot Robbie. ES BARBIE. Punto. No hay nada más que decir. De hecho, ha habido ocasiones en las que, efectivamente, este humilde servidor veía en ella a una muñeca.
Y segundo, Ken. RYAN GOSLING NACIÓ PARA SER KEN. Nada más que añadir.
Las paletas de colores que los dos protagonistas principales lucen es impresionante. Su registro actoral brilla por cada esquina, mueca, gesto. Están tan implicados en el juego…
Junto al resto del reparto, como el ya mencionado Michael Cera, America Ferrera, Will Ferrel, entre otros, juegan en este mundillo que Greta Gerwig, junto a su pareja Noah Baumbach, nos propone para contar una disparatada aventura con un trasfondo de búsqueda y comprensión de uno mismo. La moraleja final te la da a ti, el espectador, para que la interpretes como a ti te convenga. Es decir, esta deliciosa marcianada no se queda solo en una deliciosa marcianada, Hay algo más allá. Parece una película para tomársela a coña, pero logra que te la tomes en serio. Y ahí, la directora de Lady Bird y el director de Historia de un matrimonio han dado en el clavo.
Porque, en este universo que nos presentan, no se alejan de temas escabrosos, no se alejan de evolucionar a sus personajes en el límite, no se alejan de los riesgos ni de las metáforas, ni de los existencialismos (como lo de tener los pies en puntillas y tener los pies planos, en la tierra, por poner un ejemplo).
Y todo este juego, con todas estas normas extrañas, es lo que te encuentras en Barbie. Y cumple lo que promete. Tienes a Barbie, tienes a Ken, tienes aventuras, humor, locuras, excesos y una producción deslumbrante. Tienes lo que te vendía. Y encima, te da más.
Y, para más inri, tienes el cameo de John cena.
¿Para qué quieres más?
Por eso, yo, entre todos mis juguetes antes mencionados al comienzo de esta crítica, metería esta Barbie para jugar chorrocientas mil veces. Y jugaría con orgullo, incluso llamaría a mis amigos para jugar con ella.
Y por esto, los 4 butacones y la sillita para apoyar los pies, y las sillitas para poner a Barbie y Ken, están más que ganados.