Es fácil tirar de prejuicios y pensar que un documental de animales solo es apto para echar una siesta durante el fin de semana, como si la naturaleza en todo su esplendor tuviera la facilidad de anestesiar a cualquiera como un pelotón de ciclistas del Tour de Francia. Sin embargo, muchos están equivocados, un largometraje de este tipo puede ser la excusa perfecta para visitar un cine. Un producto eminentemente visual, rodado en 4K y con un sonido que hace las delicias de un Dolby Surround.
‘Las guardianas del planeta‘ es el nuevo largometraje del documentalista Jean-Albert Liévre que se ha encargado de realizar este proyecto mastodóntico rodado en todos los continentes del planeta con un equipo reducido (a veces incluso el solo), adentrándose en el profundo océano y esperando el momento perfecto para filmar a estos maravillosos y totémicos animales: las ballenas.
A partir de unos poemas, Liévre construye una estructura en la que se nos proporcionan todas las claves sobre las diferentes especies y su forma de vida. Jugando con la maravillosa voz narrativa del oscarizado Jean Dujardin, se entrelaza el documental con la ficción, trazando un discurso que concluye con una defensa del panteísmo y una condena del asesinato de estos animales a manos del ser humano. Utilizando un recurso tan ilustrativo, se crea una subtrama en la que un niño en la playa descubre a una ballena varada y, a lo largo de toda la película, él, su familia y sus amigos hacen todo lo posible por devolverla al mar abierto.
La verdad es que me ha sorprendido bastante y tiene un empaque visual extraordinario. Más de una vez me he preguntado cómo es posible capturar determinados planos, como por ejemplo un travelling lateral de una ballena jorobada. Es realmente impresionante, ya que se trata simplemente de una película ambientada en un espacio como el océano, que rebosa de minimalismo visual y presenta animales que se mueven con un ritmo pausado. Sin embargo, logran convertirlo en algo hermoso e hipnótico. Podría haber seguido viendo imágenes de este tipo durante otros 80 minutos.
Mención aparte merece el apartado sonoro, las músicas empleadas en diferentes momentos como las secuencias de montaje resultan realmente efectivas, aunque en ocasiones pecan de falta de originalidad. Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue la mezcla de sonido. Me sentí transportado parcialmente al océano, no solo por las imágenes (que también), sino principalmente por el viaje auditivo que ofrece el documental. Anteriormente, pensaba que bajo el agua imperaba el silencio, pero resulta ser todo lo contrario. Hay diálogos, ambientes y canciones de todo tipo. El mundo oceánico está cargado de misterio y uno de los aspectos más destacados se transmite directamente a nuestros tímpanos. Es sobrecogedor sentir las burbujas cerca de tus oídos, escuchar las olas a lo lejos o sumergirte en la calma de la flora y fauna marina. Es un festín para los sentidos. Incluso la película podría funcionar sin voz en off y seguir siendo igual de efectiva, aunque se perdería su aspecto educativo, claro está.
En definitiva, si te gustan los documentales de animales, este es el producto para ti. Y si no es así, te invito a que le des una oportunidad, ya que brinda una experiencia puramente cinematográfica comparable a la de “Avatar: El sentido del agua”. Es una oportunidad única para vivir una vida que desconoces y aprender sobre el mundo que habita en los océanos. Un lugar donde las ballenas actúan como guardianas de nuestro planeta.