3’5 Butacas de 5
Drácula se ha convertido en todo un emblema de la cultura popular. Aquel relato de terror fue llevado a la gran pantalla en numerables ocasiones y tiene casi tantos años de historia como el propio cine. Desde Nosferatu hasta Renfield los espectadores han sido partícipes de numerosas versiones de la misma historia. La leyenda del Conde Drácula ha ido sembrando el mal allá donde sus historias llegaban, de todas formas y colores. Renfield es un producto más de esta larga y agradable “condena” a las que nos tienen sometidos los vampiros. Una película disfrutona a la que le da igual todo.
A los mandos de la película tenemos a Chris McKay, conocido por Batman: la LEGO película o ser el guionista de la reciente Dragones y Mazmorras. No es el nombre que más llama la atención del proyecto y es que para el papel de Drácula tenemos a Nicolas Cage que, ya solo por verle vestir la capa y mostrar los colmillos, merece la pena pagar una entrada de cine. La película es un retrato desenfadado de la relación del vampiro más famoso de todos los tiempos con su dócil y leal sirviente. Los años han pasado factura a este pobre hombre condenado a acompañar y servir a Drácula para la eternidad, ya no se siente motivado y tras descubrir que se encuentra dentro de una relación tóxica de codependencia decide tomar cartas en el asunto y revelarse contra su señor.
Renfield es un producto entretenido, que no se toma en serio en ningún momento a sí mismo y que juega como quiere con todos los tópicos del subgénero. Una película muy entretenida y a la que la comedia le sienta muy bien. Las escenas de acción son originales y la decisión de no cortarse ni un pelo a la hora de mostrar desmembramientos y sangre consiguen que esta cinta sea lo que un buen fan del gore desea. Quizá el punto más débil de la producción sean unos efectos especiales a los que, por momentos se le ven las costuras y un guion demasiado previsible. Nicolás Hoult interpreta a las mil maravillas a Renfield y consigue implicarte con el personaje desde la primera secuencia.
Una gamberrada que se convertirá en una joya para los fans de Drácula. Renfield llega para ser una de las mejores secuelas del subgénero con un Nicolas Cage en su salsa y, pese a caer en determinados convencionalismos, consigue ser un divertimento digno de una tarde en el cine.