3’5 Butacas de 5
No temáis, esta Semana Santa llega a los cines El exorcista del Papa, un proyecto encabezado por Russell Crowe y dirigido por Julius Avery que pretende librarnos del mal.Inspirada en los archivos reales del Padre Gabriele Amorth, exorcista jefe del Vaticano, esta película nos cuenta la historia de uno de los mayores exorcismos jamás realizados. Una cinta muy consciente de sí misma, con el sentido del humor necesario y con unas potentes escenas digitales que logrará hacer pasar un mal rato a más de uno.
El terror es uno de los géneros que mejor se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos. No dejamos de ver propuestas de lo más variadas que consiguen reunir a los pocos espectadores que aun se atreven a pisar las salas. La experiencia que proponen muchas de estas películas es lo más parecido a una casa del terror de feria o a un tren de la bruja. Una atracción simple que consigue lo que busca: hacer pasar un mal trago y remover al espectador de su butaca. El exorcista del Papa funciona a las mil maravillas en este sentido. Una experiencia terrorífica donde seguimos a un Russell Crowe disfrutón y creíble en sus andaduras como exorcista principal del Papa.
La escena de apertura ya sienta las bases y el tono de una película que es autoconsciente y que no se toma demasiado enserio a sí misma. La trama consigue algo que muy pocas películas logran y es que sabe partir del cliché manido y reconocible para avanzar hasta un terreno poco explorado y terminar sorprendiendo al espectador. Es muy sencillo entrar dentro de la historia, esa es la clave, una vez te atrapa no te suelta hasta que aparecen los títulos de crédito. Un guion bien trabajado y sin apenas fisuras que juega de manera magistral todas sus cartas para que sus dos horas de duración se conviertan en un pasaje bastante liviano.
El exorcista del Papa funciona como una historia con diferentes capas. La cinta navega en todo momento entre el género de terror y aventuras donde el protagonista descubrirá el oscuro secreto que lo ha llevado hasta ahí. Una pequeña vuelta de tuerca al subgénero de los exorcismos que le sienta realmente bien. La ambientación es ideal, una casa que encarna el espíritu gótico y que esconde el mal en sus cimientos y un Vaticano siempre imponente y atractivo.
Todo el reparto está correcto, Russell Crowe destaca sobre el resto y aporta esa pizca de humor que tanto necesitan este tipo de propuestas. El padre Gabriele Amorth se deja querer desde su primera aparición y son los pequeños detalles los que consiguen que el espectador le coja cariño poco a poco. A parte de la actuación, otro de los puntos fuertes de la película son los efectos digitales. No se trata de una superproducción millonaria y consigue unos resultados bastante decentes. De hecho, el tercer acto es pura dinamita satánica que enciende una mecha larga y nos mantiene pegados a la silla hasta la explosión final.
Esta no es una propuesta de terror cualquiera, El exorcista del Papa sabe lo que necesita para triunfar y lo explota. Una película muy disfrutable y que conseguirá hacer pasar un mal rato.