2 Butacas de 5
Amo la comedia española. Adoro esas historias que nos han regalado multitud de cineastas, han servido para reírnos a carcajadas e incluso hacernos reflexionar saltándose todo tipo de censuras. Más allá de los grandes clásicos como Berlanga, José Luis Cuerda, Álex de la Iglesia o Javier Fesser hay una gran cantidad de directores de cine que vienen pisando fuerte: Paco Caballero, Víctor García León o incluso Arantxa Echevarría que tiene un potencial enorme en el género de la risa y la crítica. Ejemplos que son capaces de versar sobre la originalidad y también los estereotipos, pero de una manera efectiva.
A pesar de que sigamos siendo un país de pandereta, la picaresca jamás desaparecerá de nuestros genes. Ocurre que cuando hay una excesiva explotación de los mismos temas, moldeados con los mismos mimbres, el espectador que espera disfrutar con una comedia termina cayendo en una espiral que le lleva al aburrimiento.
Vaya por delante que cuando me siento a ver una película lo hago con la única pretensión de entretenerme, sin ningún tipo de lastre que impidan que no lo lleve a cabo.
‘De Caperucita a Loba’, es la nueva película de Chus Gutiérrez (El Calentito, Retorno a Hansala) escrita por Marta González de la Vega y protagonizada por ella misma. Se trata de una historia ácida, por momentos divertida (otros no) que nos sumerge en la rutina diaria de las relacionas amorosas. Marta González de la Vega, debutante como actriz principal, es la autora del texto teatral y que aquí se adapta a la gran pantalla con un reparto muy coral. Berto Romero, David Guapo, José Mota, Antonio Resines, Elena Irureta y Santiago Segura entre muchos otros forman un elenco que sobre la mesa puede invitarnos a disfrutar de ella pero que no termina de ser redondo a nivel general.
El largometraje tiene aristas bien construidas: el ritmo, la crítica a algunos aspectos sociales y el disfrute que supone reírse de los convencionalismos amorosos que existen. En este punto me agrada la idea que tiene de señalar los aspectos más románticos y empalagosos para saber hilarlos bien con la risa.
Por el contrario, la película tiene prácticamente los mismos moldes de otras apuestas vistas en el género, convirtiéndose en un sistema tan repetitivo como cansino. Dejando de lado ciertos instantes casposos, que invitan a un ‘cuñadismo’ rancio, la comedia se sostiene gracias a algunas escenas en concreto, aprovechando si cabe los recursos y metáforas visuales que le otorgan algo de originalidad.
En conclusión ‘De Caperucita a Loba’ es un ejemplo más de la comedia rutinaria que hoy en día se ve. Poco original, que desprende algún destello que otro en su guion pero que no termina de explotar los recursos positivos que posee y terminan por lastrarla.