3 Butacas de 5
Que Ben Affleck y Matt Damon saben lo que hacen cuando se juntan no es un misterio. Y como diría Julio Iglesias: “Y lo sabes”. Muestra de ello son El indomable Will Hunting y su Rashomon particular, El último duelo. Y esto no quita que por separado no funcionen adecuadamente: Argo y The Town fueron la cumbre de Affleck como director, y Damon habla solo con sus interpretaciones en la gran pantalla.
Que vuelvan a juntarse para un proyecto levanta expectación, y este no es un caso diferente; menos aún cuando es una película de nostalgia ochentera sobre la creación de una leyenda (o negocio) como Michael Jordan. ¿Ya tenemos bastante con demasiado efecto nostalgia en los últimos 10 años? Servidor de estas líneas sí, pero aquí está muy bien llevado por Affleck.
Es una historia sencilla: Sonny Vaccaro (Damon) trata de encontrar el jugador estrella para la marca Nike que los ayude a levantar su división de ventas de zapatillas de baloncesto. Y como es una trama sencilla, se realiza un guion de manual: comienzo con una empresa en horas bajas, el protagonista tiene una idea que en la que nadie confía, él tiene que confiar en su idea, la realiza sin tener la autorización de nadie, influencia sobre su objetivo, momentos de diálogos graciosos y de diálogos intensos, momentos cómicos, discurso del protagonista emotivo reforzado con música épica (que me recuerda al Mago Pop), el objetivo se cumple y todos aprenden de lo vivido y, para terminar, carteles que resumen la vida de los personajes. En resumen: otra película sobre el sueño americano.
No tiene sorpresas. Es como Crónica de una muerte anunciada, del inmortal Gabriel García Márquez: sabes lo que va a pasar, pero no puedes dejar de leer. En este caso, el actor – director lo consigue con unos diálogos ágiles hablados a toda velocidad, con un ritmo continuo y fluido, y con una puesta en escena luminosa y optimista. Las cámaras nunca se detienen salvo cuando hay dramatismo de por medio. En ese aspecto, me ha recordado a Aaron Sorkin (en especial a su Ala oeste de la casa blanca), y eso teniendo en cuenta que es el debut del guionista Alex Convery, aunque imagino que habrá tenido ayuda del dúo de actores estrella.
Este clasicismo cinematográfico (ya he mencionado que la “agotada” pareja de Jennifer López sabe lo que hace –quien pilló el chiste, pilló el chiste-) encaja a la perfección con la propuesta del film: una propuesta concisa, sin aspavientos, entretenida, y con actuaciones solventes, y una banda sonora que da gusto oírla; más que nada, porque parece la banda sonora del GTA: Vice City (creo que es la segunda vez que menciono en las críticas que escribo este juego… ¿Será alguna señal de que deba jugarlo?)
Eso no quita que no utilice algún estereotipo que otro que se pueden clasificar en la estantería de meme. Ejemplos: Chris Tucker haciendo del típico afroamericano gracioso verborreico que, para más inri, se apellida White (ironía modo ON), jefazos que necesitan aprender de sus empleados, empleados divorciados que se refugian en su trabajo…
Y claro, ¿de qué va la película? ¿De las zapatillas o de Michael Jordan?
Se puede decir que el mítico jugador de baloncesto es el Mcguffin que da vida a este largometraje. Como si fuera la maleta de Ronin, de John Frankenheimer. Lo cual no le quita importancia. Porque gracias a su importancia, tenemos esta película.
Para todo lo demás, id al cine a verla y sacad vuestra opinión.
Siendo así de disfrutable y ya está, le doy 3 butaconcitos, y de los cómodos.
P.D: sugerencia para meme: Ben Affleck poniéndose las gafas de sol. ¡Menudo estilazo!