3 Butacas de 5
Siendo este mi debut a la hora de visionar una película de Mia Hansen-Love, y digo esto porque no conocía su cine hasta esta ocasión, me han surgido varias impresiones y unas cuantas preguntas que en esta crítica compartiré contigo, ávido lector cinéfilo.
Impresión numero 1: Menos mal que Mia Hansen Love tiene la palabra amor como apellido. Digo esto porque ese LOVE lo emplea en dirigir este caramelito. Intimista, con mucha luz (que según tengo entendido, es algo que la caracteriza) y que va al grano.
Se trata de un film de una mujer viuda con una hija sobrellevando la enfermedad degenerativa de su padre y necesita pues eso, LOVE, y lo encuentra en un hombre casado. Sí, suena a cine de sobremesa de fin de semana por la tarde, sí. Pero es cine bien hecho: sabe su sitio, sabe cómo moverse en él, sabe cómo llevar la historia, y sabe cómo manejarla. Y no busca darte más ni menos, busca darte lo que la directora quiere. Y aquí, como las lentejas, o las tomas o las dejas.
Pregunta: Entonces ¿esta es una película que trata sobre LA OTRA? ¿Su protagonista es la amante de un hombre casado? ¡Y si a eso le añades que la prota no pierde el tiempo… tururuuuuuuu…!
Impresión numero 2: Parece que Hansen-Love quiere mezclar varias películas en una.
No sé si lo hará con el resto de su filmografía, pero la cineasta en esta ocasión (a mí personalmente me ha pasado) trata de entremezclar muchas líneas argumentales que giran en torno a la enfermedad del patriarca, y por esa razón te confunde con su argumento, y no sabes cuál es el hilo principal del metraje. Yo no llegué a saber a ciencia cierta cuál era el detonante de la historia hasta el final de la misma, y aún así, me quedé con muchas dudas sobre lo que me había contado.
Pregunta: ¿Por ser una película europea independiente tiene que ser siempre historias intimistas y sencillas sobre el poder del amor?
Pregunta: ¿Puede Lea Seydoux cambiar de expresión facial en algún momento? Que a pesar del dramón que su personaje tiene, parece que le duele la espalda o alguna otra dolencia que la hacen tener el ceño fruncido.
Impresión número 3: Mia Hansen-Love es una espléndida directora de actores.
Y se demuestra en la organicidad al 100% de todos los intérpretes del film. Las escenas de momentos entrañables preciosos, como lo de Papá Noel o la cita en el médico porque la hija está coja son una espléndida representación de la realidad. Y en este apartado he de destacar al actor Pascal Greggory. Su retrato de un hombre con Síndrome de Benson es impresionante. Te sorprende con su mirada perdida y sus diálogos inconexos, con sus gestos, sus movimientos, su control corporal. Y en especial con sus muestras de amor. La escena en la que se reencuentra con su compañera sentimental es increíble.
Pregunta: ¿Los momentos de llorera dramática de Lea Seydoux eran necesarios sobre todo cuando aún no ha habido un drama en el film como tal? ¿En Hollywood pondrían momentos de llorera a cada 5 minutos para convertir eso en el megadrama del año? Pues posiblemente, no te digo na y te lo digo too…
Impresión número 4: La cineasta sabe aportar un ritmo ágil, ligero, carnoso a una historia muy sencilla para que esta nunca decaiga.
Lo consigue haciendo que las cámaras sigan a los personajes en todo momento, así la acción de la imagen no se queda estática. Y que el montaje sea ligero y medido al milímetro, ubicándote emocionalmente y físicamente donde está cada elemento, aporta un ritmo fantástico, ligero y ágil. Aún así se puede hacer lenta en su tramo medio, porque como espectador no ves cuál puede ser el final, ni tampoco se ve que haya momentos en el guion que te muevan el camino.
Pregunta: Me gusta la música del film, pero… ¿Por qué siempre ponen Schubert para los momentos de bajona? Es verdad que la vida de Schubert fue bajonera total, pero… En fin…
En conclusión: es una película intimista, y sencilla, pero te da drama, risas, sexo, triángulo amoroso y drama familiar. Y encima te genera impresiones y preguntas. ¿Para qué más?
Y se deja ver en unos 3 butacones.