2’5 Butacas de 5
Parafraseando al mítico Eugenio: ¿Saben aquel que dice que era una coreana-francesa que viaja a Seúl en una película camboyana?
Y es que la peli es eso: la historia de Frederique Benoit, una joven millenial coreana adoptada, de niña, por una familia francesa que viaja a Seúl por su cuenta para encontrar a sus padres.
Lamento estas continuidades y reiteraciones, pero es que el film se podría resumir así, y ya está.
Pero a ver, entremos en detalle.
La dirige Davy Chou, el cual nos ofrece un punto de vista muy curioso de la experiencia de Freddie: está estructurada temporalmente en tres momentos distintos, presente, 2 años después y 5 años después, pero no coinciden en la estructura de los 3 actos dramáticos (o eso he notado yo). El cambio de rollo te desorienta del visionado, porque si antes ya estabas cómodo en una película, ahora toca adaptarse a otra, lo cual lo hace tedioso y molesto. No sé si me entendéis…
En cuanto a la puesta en escena, destaco la iluminación, la cual es muy colorista cuando Freddie está contenta y a su bola, y gris y opaca cuando ella, simplemente, no lo está.
Esta historia de la evolución de una millennial en busca de sus orígenes está protagonizada por la debutante Park Ji Min, actriz debutante que se corona con una espléndida actuación. Si no es por su mirada casi perdida quizá Freddie no tendría personalidad.
De igual manera, este personaje se hace entender y podemos empatizar con él. No hay momento (al menos que yo recuerde) que no aparezca en la película y veamos su frustración o su dilema interno, aunque aparente ser una chica fuerte. Esto la obliga a actuar de manera impulsiva y a llenar su persona con los placeres que se encuentre. Está rota por dentro, y eso se nos muestra en una de las secuencias más emotivas del film que podía haber sido su final correcto.
Y hablando de finales, el ritmo del film decae en su metraje final, y precisamente por eso, su final. Tiene como 5 diferentes finales y parece que el director no sabía por cual decidirse. Y, finalmente, acaba con la posibilidad más edulcorada, mostrando una imagen musical que hace alusión a un pasado de Freddie que solo se menciona 2 veces en la película.
Al parecer de este humilde servidor, hubiera sido interesante conocer más de los orígenes de la protagonista para justificar ese final, o para profundizar más en las razones de todos sus actos. Siendo un personaje tan atractivo, la impulsividad se me queda corto. Pero yo también puedo resultar inefectivo en la interpretación de este film. No sé…
Algo que valoro es la multiculturalidad de idiomas de la que hace gala la cinta. Elemento que seguro que volvió loco al director de doblaje que la haya doblado para su exhibición. Más que nada por las traducciones.
Al fin y al cabo, quizá con 40 minutos menos esta obra estaría redonda a pesar de sus puntos buenos. No está mal que te atrapen como espectador, y la película lo hace, pero su lentitud juega en su contra.
2 butacones y medio, y una sillita de playa…podrían ser 3, y querría dárselos, pero mi experiencia ha sido la que fue.