2’5 Butacas de 5
La nueva comedia dramática del cineasta francés Christian Carion nos enseña a un hombre de mediana edad y una mujer de 93 años viajando en taxi por el centro de París, mientras ella le cuenta las partes más interesantes de la historia de su vida y recuerda su pasado con melancolía. Una película que elige bien los elementos que necesita para construir una historia interesante y diferente, pero que termina siendo bastante plana y poco emocionante.
La película se organiza en torno a la narración de unos hechos pasados. El principal problema aquí es que, a pesar de que a nivel estructural ambas historias, el pasado y el presente, se entrelazan de manera satisfactoria para crear un ritmo dramáticamente ascendente, ninguna de las dos se desarrolla lo suficiente como para considerarse la trama principal de la película. Los acontecimientos narrados en los flashbacks son demasiado escuetos y aislados como para serlo, y la historia del presente no tiene la suficiente intensidad dramática y se hace repetitiva a partir de los 30 minutos.
Algo similar pasa con los personajes, no son completamente planos, pero tampoco se profundiza en ellos lo necesario como para que su desarrollo emocional sea impactante o conmovedor. Da la sensación de que las crudas vivencias de la protagonista, como el maltrato o la injusticia social que ha vivido, están solo para mantener despierto al espectador, en ningún momento plantean una reflexión ni se utilizan para desarrollar a los demás personajes. En general, esto último se lleva a cabo mediante diálogos en el presente que terminan siendo una exposición demasiado explicativa de los sentimientos de los mismos.
Lo que mejor hace es retratar a la sociedad moderna en torno a sus carencias afectivas, a sus individuos como personajes con una falta latente de contacto humano. No obstante, es una pena que esta reflexión no se haya extendido al ámbito de la vejez. Se le da voz a una anciana, pero no se reflexiona en absoluto sobre el abandono de los ancianos en la sociedad moderna. Los flashbacks sobre el pasado de la mujer se centran en acontecimientos de su vida joven-adulta, y uno no puede dejar de pensar que la película ayuda sin quererlo a perpetuar el pensamiento generalizado de que la vida termina una vez iniciada la vejez.
La película presenta numerosas limitaciones. Si la premisa ya parecía limitada de por sí, además le cuesta llegar a los 90 minutos de metraje. Lo que no quiere decir que sea un filme mal ejecutado, sino que lo que hace bien, no lo hace tan bien. Puede ser una opción para pasar el rato y a lo mejor reírse gracias a la carismática interpretación de la actriz Line Renaud.