4 Butacas de 5
“¡Taca-Taca! ¡Taca-Taca!”; gritan los leñadores de las vascongadas mientras derriban los árboles de la madre naturaleza que darán cobijo a sus almas. La tierra es sagrada y está llena de creencias, valores y raíces de un amor que se entrelazan con la fe cristiana y lo pagano. Un culto elevado a la catarsis de la fantasía a través de una leyenda que refleja el idilio de Paul Urkijo con el cine y las historias que escuchaba durante su infancia.
‘Irati’, la nueva película del cineasta vasco, es un cuento construido desde el amor a su tierra y que le ha permitido elaborar una historia a través de la fantasía, la aventura y la acción en un largometraje que perdurará en la retina de todo aquel que la vea. Un recorrido a través del Siglo VIII, época en la que el cristianismo comenzaba a extenderse por Europa mientras los pueblos seguía dando culto a sus creencias paganas.
Con una excelente fotografía, Paul Urkijo sabe exprimir al máximo los recursos para elevar a lo más alto una película llena de efectos especiales y matices que no tienen nada que envidiar a las de las grandes producciones de Hollywood.
Una epopeya llena de fantasía en la que descubrimos el camino del héroe a través del respeto a las raíces y los enigmas de la oscuridad de un bosque del que emergen criaturas tan sublimes como el Basajaun. Es esa oscuridad del ser humano a la que se le critica también en un largometraje que pide respeto a los recursos naturales y que el hombre sigue pisoteando.
‘Irati’ es una historia forjada a fuego por el cariño de un cineasta que puso los listones de su estilo a través de ‘Errementari’ y ‘Dar-Dar’, reflotando las leyendas que sus padres le narraban cuando era niño y qué el sigue homenajeando gracias al amor que ha ido procesando con el tiempo a través del cine.
Una película llena de magia, misticismo y que brilla todavía más gracias a las interpretaciones de Eneko Sagardoy y Edurne Azkarate en un relato en el que pese a toda la deidad y mitología abunda el amor; un sentimiento tan sangrante como la propia resina de los árboles que los leñadores talan.
‘Irati’ no es simplemente una historia más de fantasía, es un tributo profundo a las leyendas con las que hemos crecido de niños, a través de un relato arriesgado y rodada en completo euskera. Un vínculo con la naturaleza que respira y tose ante la violencia del ser humano realizada con la grandeza de alguien que cree en lo que hace, respeta el cine y por encima de todo, se emociona.
La nueva maravilla de Paul Urkijo denota el talento de un director de cine que chapotea sobre un mar de ideas al igual que cualquier lamia.