3 Butacas de 5
La película narra la historia del asesinato de Emmett Louis Till en 1955 y el relato de duelo de su madre, interpretada por Danielle Deadwyler, que desencadenó el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Una película que destaca por la cuidada evolución de su personaje protagonista, su paso de víctima a activista, y por la gran actuación que la acompaña.
La transformación lenta y trabajada de su protagonista es sin duda uno de sus aspectos más interesantes. Su caracterización se aleja de la de los típicos personajes con motivaciones altruistas y nos enseña a uno más realista que, aunque termine aceptando convertirse en la cara de un movimiento social, actúa en desde el principio por motivos completamente egoístas, así como lo harían muchas madres en su situación. Además, la victimización de la protagonista desde el minuto uno, más que ser sugerente de unos acontecimientos trágicos que ya sabemos que van a ocurrir, consigue que la transformación del personaje sea más radical y que se comparta su sentimiento de duelo.
Esto último también se debe a una interpretación sobresaliente de Danielle Deadwyler. Gran parte del atractivo de la película se debe a la naturaleza sobresalientemente emotiva de muchas de sus escenas, la cual radica principalmente en la actuación firme de la protagonista. La dirección de Chinonye Chukwu es también sólida y consigue convertir al espectador en testigo más del suceso.
A pesar de todo, y por desgracia, la película es un poco aburrida. La evolución de la trama es en todo momento predecible, independientemente de que esté basada en un acontecimiento histórico, lo que hace que se parezca más a una especia de crónica audiovisual que a un relato cinematográfico. Se echa en falta el desarrollo más exhaustivo de elementos propios de la ficción, como subtramas más trabajadas entre los personajes o puntos estructurales mejor dramatizados, lo cual hubiese hecho el visionado más entretenido.
Podría haber sido una película más grande. La historia está narrada de forma que sí logra emocionar al espectador, pero, lamentablemente, sin entretenerlo lo suficiente. Aun así, consigue transmitir lo que se propone. En parte gracias a la construcción de personajes, a una buena dirección y a la excelente interpretación del reparto, el mensaje activista y el sentimiento de lucha y duelo sí consiguen trascender la pantalla.