3 Butacas de 5
Cuando finaliza, uno tiene la tremenda sensación de haber visto dos películas totalmente diferentes.
A veces esto funciona como en AS BESTAS o incluso ABIERTO HASTA EL AMANECER. Otras veces… quizás no tanto.
Sin duda, donde EL PILOTO cumple con sobresaliente es en la parte pericial pilotando este avión que ha mirado un tuerto.
A diferencia de películas como EL VUELO o SULLY, en esta película dicha parte no se queda en algo anecdótico sobre lo que después construir la trama. Aquí cobra gran peso a lo largo de la pieza, tanto en su parte inicial como en la parte final, sintiendo uno mil veces más adrenalina en secuencias magistrales como ese vuelo en silencio y a ciegas buscando tierra con el cronómetro en contra, que cuando un filipino con greñas te apunta con una metralleta.
El trabajo en este apartado relacionado con el género catastrófico es brutal. No quieres que se acabe.
Pero luego llega la parte RAMBO y ahí ya se cae la función. No porque no esté bien desarrollada, es más una cuestión de sensaciones. Si uno bebe un vino excelente y luego le ponen uno más normalito, pues… como que se nota. No es que de repente pasemos de un Gran reserva a garrafón, es sencillamente que notas la diferencia entre algo muy bueno y algo que ni fu ni fa.
Creo que el gran problema y por el cuál todo gira tanto alrededor del protagonista, a diferencia de largometrajes como POSEIDÓN o EL COLOSO EN LLAMAS, es que es el único que nos genera algo de empatía, junto con el copiloto y las azafatas.
Nos caen mal los pasajeros, nos caen mal los responsables de la aerolínea, nos caen mal los milicianos… Al final por mí que se salve el piloto y su equipo y “a volar”.
Por otro lado, nunca nos resuelven bien un posible pasado del piloto para saber disparar tan bien, pelear tan bien, saber controlar el cotarro tan bien. Quiero decir, que RAMBO es lo que es por su entrenamiento, John MaClane es lo que es por ser policía o el propio Gerard Butler es lo que es en la saga OBJETIVO porque es un marine entrenado.
En este guion poco menos que nos dicen que es un tío con mal carácter si le das un puñetazo, poco más, pero no veas cómo se las gasta ante una situación bélica improvisada de primer nivel.
Por ello es sumamente creíble como excelente piloto, pero no tanto como héroe de acción.
En esta parte de guerrillas, como ya he mencionado, todo cae en demasiados clichés y aporta más bien poco.
Pero insisto, todos los fragmentos de tensión en vuelo y sus problemáticas es antológica, por no hablar de la crítica social a las aerolíneas que piensan más en salvarse el culo, marketing y control de daños que en la vida de sus pasajeros. En toda esta parte ni un pero, de hecho, el único pero sería que con lo bien desarrollada que está no haya ido toda la peli de eso. Te quedas con ganas de que tenga mucho más desarrollo.
Poder ver, con máximo realismo al menos para los no especializados en esta materia, como desde cabina se solucionan las incidencias en vuelo y la presión que ahí se vive es suficiente para hora y media de excelente película.
Lo de los filipinos melenudos con metralletas ya se hace aburrido hasta para Stallone. La violencia nos ha acostumbrado a ello, por desgracia.
Pero no me preguntes por qué, un viaje en avión en el que tu vida depende de la pericia de otro, sigue siendo un tema con mucho vuelo por delante. Al fin y al cabo, puedes haber volado mil veces y aún así siempre aprietas un poco la mano sobre el reposabrazos cuando la máquina se menea un pelín.
Ideal para una tarde de asueto sin pretensiones. Casi perfecta para los fans del género de catástrofes. No apta para escépticos de la experiencia del viaje aéreo, ni para los fans del cine de acción bélica.