2’5 Butacas de 5
El director británico Jim Archer nos entrega, a través de su película Brian and Charles, una relación de amistad entre un robot y un humano. Brian es un hombre que vive apartado en algún lugar indeterminado de la campiña inglesa. La soledad y la monotonía inundan la vida simple de una persona que aspira a crear y fabricar utensilios “extraños”. La rutina de Charles se quiebra por completo cuando uno de sus inventos, un robot con cierta forma humana, cobra vida.
La idea para esta película proviene de un cortometraje realizado, guionizado y protagonizado por las mismas personas que participan en el largometraje. Con un estilo reportajeado, la película nos muestra la relación de amistad que se fragua entre creador y creación. En una especie de relato que bebe de mitos como Frankenstein y recuerdan al famoso relato de Pinocho. Brian se erige, así como una especie de Geppetto solitario que encuentra en su mágica creación alguien con quien compartir sus momentos de felicidad. La historia no se arriesga y en ningún momento deriva en nada que no hayamos visto antes, se trata de un plano de guion ya conocido.
Pese a los intentos a través del falso documental de crear una conexión directa con el espectador, el protagonista ofrece pocas aristas a las que agarrarse. Un personaje más bien plano que, si bien es entrañable, no invita a seguirlo. Poco más que decir de su compañero robot, una caricatura que sigue el patrón de “lo diferente” y las dificultades de vivir en un mundo que no te acepta. Una vez más la película cae en patrones positivos, pero ya demasiado vistos como para seguir redundando en ellos.
No hay que olvidar que se trata de un producto familiar y entretenido. De hecho, el film tiene algunos gags ingeniosos y momentos donde es inevitable que asome una sonrisa, pero se queda ahí. La trama y el final son más que previsibles. Brian and Charles toca temas que son importantes socialmente en la actualidad. La sociedad, el odio y la incomprensión hacia el diferente. Pero en un tono en el que ni consigue la carcajada ni la emoción, la película se queda en una mera anécdota de grupo de amigos.