3’5 Butacas de 5
Alice Winocour dirige esta dura historia sobre un atentado terrorista visto desde la perspectiva de una de las víctimas. Es un punto de vista que deja totalmente fuera a los terroristas y se centra en las víctimas y el trauma que deja un suceso de esta gravedad.
La película se centra en Mia, una mujer que un sábado por la tarde acaba por casualidad en un restaurante de su ciudad, París. Cuando se dirige a la salida, entran en el restaurante unos hombres armados que pretenden asesinar a todos los que están dentro. Algunas personas sobreviven, entre ellas Mia. Tres meses después, intenta volver a su vida normal, pero el trauma le ha hecho olvidar todo lo que ocurrió. Con la ayuda de otros supervivientes, intentará reconstruir todo lo sucedido para encontrar un poco de paz.
Es complicado hablar sobre sucesos tan duros sin caer en tópicos o sin dar una visión equivocada o controvertida, pero esta película lo consigue. Muestra únicamente el punto de vista de las víctimas, dejando fuera del relato a los terroristas y sus motivos, ni siquiera les vemos la cara. Cuenta la historia omitiendo en gran medida las partes más crudas y sin caer en el morbo o la violencia desmedida.
Está protagonizada por Virginie Efira como Mia, con una interpretación a la altura de su personaje, con un papel completamente protagonista donde el resto de personajes son simples acompañantes en un viaje personal. Completan el reparto Benoît Magimel, Grégoire Colin, Nastya Golubeva Carax, Maya Sansa, Amadou Mbow y Sofia Lesaffre.
Me resultó un relato poco equilibrado entre la sensibilidad de las personas afectadas y la crueldad de lo sucedido. Muestra un lado muy humano sobre las consecuencias de un trauma de este tipo. Se ve las distintas maneras de gestionar los sentimientos que tienen las víctimas, tanto las que estuvieron en el ataque como los que perdieron a algún ser querido. Una manera de contarlo que quizá es demasiado suave.
Definitivamente es una película amable y sensible contada en una ciudad traumatizada por el terrorismo. Un relato de resiliencia y superación que, aunque no vaya a ser para todo el mundo, da un mensaje de esperanza que en muchos casos es necesario. Una historia de curación sobre un tema muy actual e hiriente.