3 Butacas de 5
Después del éxito comercial cosechado por One Piece: Estampida en tierras niponas y tras repetir hazaña en el país del sol naciente, llega a los cines españoles One Piece Film RED, la decimoquinta película de la longeva franquicia de manganime creada por Eiichiro Oda. Si la anterior aventura cinematográfica de Luffy y compañía pecaba de ser excesivamente ambiciosa al aunar en aquella fiesta al mayor número de personajes (cientos de piratas de todas partes del mundo, marines tratando de capturarlos, los Siete Señores de la Guerra, el Ejército Revolucionario, la banda de Sombrero de paja, Buena Festa -el maestro de las festividades no podía faltar en el vigésimo aniversario de la serie- y Douglas Bullet -afamado pirata por haber acompañado a Gol D. Roger, el Rey de los piratas, en sus aventuras y de haber causado una de las mayores masacres que se recuerden en el mundo marino-), esta nueva entrega se arriesga a no obtener el beneplácito del fan que se acerque a esta propuesta atraído por su engañoso título y su tramposo cartel, que nos muestra en tamaño diminuto a la auténtica protagonista de la función: Uta, un nuevo personaje, que, como indica la propia sinopsis, se trata de la hija adoptiva de Shanks (uno de los Cuatro Emperadores que gobiernan el Nuevo Mundo), una joven cantante querida por todo el planeta cuyo mayor deseo es crear una nueva génesis para la Humanidad y originar un mundo donde solo exista la alegría y la libertad.
Como punto de partida, el motor argumental del personaje principal de One Pice Film RED se antoja interesante, más aún cuando el devenir de los acontecimientos y el desarrollo de Uta y su rol en la historia toman un giro inesperado y la idealización de ese mundo sin tristeza adquiere un sentido filosófico, planteando al respetable preguntas profundas idóneas para la reflexión. Si a esto le añadimos los paralelismos con el mundo digital que ya pronosticó otros animes como Digimon en los años noventa y que en este siglo se ha convertido en nuestra realidad o con otros filmes de animación recientes como Belle de Mamoru Hosoda, donde la protagonista que daba nombre al título, también cantante, embelesaba a una multitudinaria audiencia en un mundo virtual -abriendo un amplio abanico de cuestiones vitales alrededor de las redes sociales y nuestro uso de ellas-, nos queda un tramo central del film que se aleja de lo que uno pudiera esperar de este film, otorgando al conjunto una mayor profundidad que la que tiene la mayoría de películas de la saga y relegando a un segundo plano a los héroes habituales del popular manganime, lo que supone un tan loable como cuestionable riesgo.
Asimismo, One Piece Film RED cuenta con unos emotivos y emocionales números musicales llamados a tocar la fibra sensible del espectador, que encontrará en Uta un nuevo ídolo si consigue empatizar con el personaje, tarea que se presenta difícil en muchas ocasiones, pues lo que descubrimos de ella se exhibe a modo de unos flashbacks que, aunque son necesarios para entender su relación con Luffy y la trágica oscuridad de un pasado que le acompaña en el presente, en algunos casos ahogan la trama principal y en otros parecen insuficientes para conocer en profundidad a la joven cantante, rol que podría resultar más interesante con un desarrollo más amplio y certero que enriqueciera una película que no mejora a su predecesora en términos de animación y que reincide en el mayor error de One Piece Estampida: una etapa final donde los últimos veinte minutos del largometraje se pierden en su propio barroquismo, presentando un último pasaje abrumador en el peor sentido de la palabra, además de inane, farragoso y abrupto, lastrando el conjunto y desdorando de manera irreversible los aciertos que pudiera poseer la obra que nos atañe, dejando así un regusto agridulce en el paladar del espectador que busque en esta nueva película de One Piece la faz más aventurera y divertida del anime.