No hay que viajar mucho tiempo atrás para comprobar que los terribles actos de la Inquisición Española siguen vigentes en los tiempos que vivimos diariamente. La persecución de colectivos, la violencia ante ideas diferentes a las nuestras además de las metodologías del odio que se vierten diariamente en las redes sociales cuando no estamos de acuerdo con algo. El rostro, ese espejo del alma, muta con diferentes muecas cuando leemos o miramos algo con lo que no estamos de acuerdo, ese semblante que escenifica el horror, la repugnancia y la ira.
Raúl Cerezo y Carlos Moriana dirigen ‘El Semblante’, un espeluznante cortometraje que se ha presentado en multitud de Festivales, reuniendo más de 50 selecciones y cosechando más de diez premios entre todos ellos. Un trabajo excelente, en el que nos trasladan a la España de 1692, una época en la que la Santa Inquisición y sus servidores, buscan de forma despiadada adoctrinar al pueblo a través de la quema de brujas. Sus actos son cada vez más horribles y no dudan ni un segundo en encomendar a un ingeniero, la construcción de una aterradora silla de tortura que les ofrezca el horrible rostro del dolor.
Protagonizado por Carlos Santos en el papel del temible inquisidor, al actor le acompañan Daniel Ortiz (ingeniero) y Lucía Díez (la hija del ingeniero), un trío de protagonistas que representan una época tenebrosa, en la que las ideas eran perseguidas. El cortometraje es excepcional, desgranando en todas sus capas el auténtico género del terror a través de una historia construida con corazón y pasión por el horror. Con interpretaciones viscerales y una composición de planos rudos y acordes a la época.
‘El Semblante’ es el ejemplo perfecto de la calidad que se sigue ofreciendo en los cortometrajes. Un trabajo que pide a gritos extenderse en un largometraje a través de una historia tan terrorífica como real.